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Líderes en formación de líderes desde 1992

En algunas sesiones cuando se menciona esta palabra lo normal es que alguien pregunte: ¿Magna qué?
Algunos la definen como «afán de logro», otros como «disposición del ánimo hacia las cosas grandes», en realidad es una virtud que nos invita a siempre «ir por más».

 

Para aquellas personas que piensan en «chiquito» y que todas sus actividades se reducen al tamaño de su pensamiento, esta virtud les produce pánico.

 

Pensar en grande es meditar en aquellas cosas que nos trascienden, que dejan huella que permiten siempre ir por más. Es algo de todos los días, pues normalmente, lo heroico es raro.

 

La heroicidad de todos los días, se centra en ese terminar lo que se empieza, en no dejarse vencer por el estado de ánimo de los demás, en pocas palabras en no fijarse en «pequeñeces»

 

Pequeñeces son todas aquellas cosas que nos distraen de nuestras metas, y nos distraen porque los objetivos que nos fijamos son pequeños también.

 

Ser magnánimo es no dejarse vencer por el clima; la forma en que los demás nos tratan; las contrariedades de la jornada, que normalmente nos las inventamos; las críticas que levantamos a nuestro paso; lo que piensan los demás de nuestra actuación. Ser magnánimo es preguntarse en cada situación que más se puede hacer.

 

Hay personas que en su empresa miden a los demás con la pequeñez de su situación, ante ocasiones nuevas, lo pasan a través de su estrechez y determinan de acuerdo a eso. No son grandes y no permiten que los demás lo sean, desafortunadamente impiden el crecimiento de su empresa y de las personas que trabajan a su alrededor. Piensan en «chiquito».

 

Por pensar en chiquito, no distinguimos lo importante de lo secundario. Por pensar en chiquito evitamos que los demás crezcan por convertirnos, inconscientemente en cuellos de botella para su formación. Por pensar en chiquito dejamos las cosas para después que en muchas ocasiones no llega. Por pensar en chiquito, permanecemos durante muchos años en el mismo puesto arrellanándonos en nuestra comodidad y nos ponemos alertas cuando alguien pretende sacarnos de ella. Por pensar en chiquito, no abrimos horizontes para crecer a los demás porque no crecemos nosotros mismos. Por pensar enchiquito, impedimos que nuestra empresa sea grande.

 

Saber ir por más todos los días es de gente grande que no se entretiene en tonterías que muchas veces, son pequeñeces.

 

Pensar a lo grande es pensar en algo que nos trascienda como seres humanos. Por ejemplo, el cariño que le demostramos a los hijos trasciende , estemos presentes o no. Un trabajo bien hecho, que es un exigencia diaria, fijándonos en los detalles pequeños, ordinarios, es algo que trasciende nuestra presencia. Ser ejemplo para los demás nos sobrepasa. ¡Cuántas personas han pasado por nuestras vidas y han dejado huella en nosotros!, eso es trascender.

 

Hay grandeza cuando nos olvidamos de nosotros y nos damos cuenta que el servir, que a veces cuesta, es algo trascendente.

 

Nos preguntamos con aquel autor español: ¿por qué nos conformamos con volar como aves de corral si podemos hacerlo como las águilas?.
 

 

(Extracto del libro Magnanimidad, el arte de saber ir por más de José Luis Castañeda)

 

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