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Líderes en formación de líderes desde 1992

Si revisas tu “ritual diario” al llegar a trabajar, encontrarás una cantidad de costumbres, necesarias o innecesarias, que repites a diario. En nuestra empresa lo tenemos comprobado en cada seminario que ofrecemos: las personas se sienten en el mismo lugar cada sesión, si se les cambia –cosa que hacemos siempre- hay incomodidad en su lenguaje corporal.

Revisa los trayectos que utilizas de tu casa al trabajo y de éste a tu casa, es una cadena de hábitos. Analiza lo que haces en tu casa al llegar y sobre todo los fines de semana, encontrarás una gama de actividades repetitivas impresionante.

Se afirma que el hombre es un animal de costumbres, aunque algunos antropólogos lo suavizan afirmando que “el hombre es una persona de hábitos”, cualquiera de las dos, la suave o la dura…¡tienen razón!

De estas afirmaciones surgen las siguientes frases de ejemplo: “ten cuidado con lo que te acostumbras” “acostúmbrate a decir que no” “acostúmbrate a lo que te hace crecer y desacostúmbrate de lo que te vuelve animal” etc.

Todo es cuestión de hábitos. Habrá algunos que fortalecen nuestro carácter –la sinceridad, puntualidad, ecuanimidad, orden, alegría, serenidad, templanza etc- y otros que lo debilitan – el egoísmo, la falsedad, la falta de integridad, el engaño, la falta de reciedumbre, etc.- lo interesante es ir descubriendo cada uno de ellos para habituarnos o bien utilizar el mismo proceso pero inverso: deshabituarnos.

El proceso de deshabituarse, puede ser en ocasiones bastante difícil, pero no imposible.

Recordemos que un hábito no es otra cosa que repetir una acción una y otra vez, deshabituarse sería dejar de repetir esa acción que suele estorbar y ayuda mucho el evitar también las situaciones que la rodean.

Por ejemplo, supongamos que se es desordenado; primero hay que aceptar que se es, después comenzar a exigirse en dejar cada cosa que se usa en el sitio en que estaba. Quizá hasta valdría la pena tener alguna cosa -foto, papelito, objeto- que nos recuerde que se está luchando por adquirir la virtud del orden. A lo mejor un pegote con una leyenda como “si lo usas, regrésalo a su sitio”.

Poco a poco, si hay constancia y exigencia de por medio, iremos viendo como nos volvemos más ordenados.

Quizá la mayor preocupación sea que tenemos demasiados hábitos negativos, entonces, lo que habrá que hacer, será tomar de uno en uno y comenzar a desarraigarlos.

Al final del día, en esta lucha que templa el carácter, podremos examinarnos y descubrir que a lo mejor, no cumplimos o se nos olvidó, entonces ¡a recomenzar nuevamente! Lo que no se vale es desanimarse y dejar de conseguir un buen hábito o desarraigar uno que estorbe.

Es importante recordar que somos lo que normalmente hacemos. Por lo que debemos tener cuidado para analizar aquellas cosas a las que nos estamos habituando. Si no valen la pena y comenzamos a hacerlo, es importante entonces detenerse antes de que se convierta en hábito y forme parte nuestra.

¡Vieras que tensión vital tan buena, trae el adquirir buenos hábitos y desarraigar los malos! Es cuestión de que te sientes y descubras que costumbres que estorban estás dispuesto a desarraigar y …si son muchas, te repito, no te desanimes.

Jose Luis Castañeda Lerma

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