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Las últimas décadas, entre todas las novedades para las empresas, nos han traído una serie de terminología que la misma Real Academia de la Lengua Española no alcanza aún a digerir.

Tal es el término de retroalimentación (feedback) que aparece en las competencias de Lominger y que usamos comúnmente, para reconocer información que nos permita una mejora continua.

Siguiendo con este término, surge una pregunta muy interesante ¿cuál es tu forma de retroalimentarte? Sí, ¿que información te das para tu mejora como persona? O bien esta otra ¿Cómo sabes que tu vida realmente está mejorando? ¿Avanzas o retrocedes?

De verdad que son preguntas que incomodan, porque te enfrentan a una realidad que molesta, que piensas  que es un tanto aburrida, porque tienes tantas cosas que hacer…

Cuando de verdad se quiere algo en la vida, es muy importante saber si se está acercando o alejando de aquello que se desea. Es fundamental corregir el rumbo de ser necesario y sería un desacierto ir a la deriva, como quizá está tu vida o la del autor.

Surge entonces la importancia de repasar, brevemente, sin agobios ni estrés, pero con constancia el rumbo que le estás dando a tu vida, y para esto hay una herramienta sencilla, que quizá no te lleve más de tres minutos el hacerla y es el examen de tu día.

Conseguir lo que se quiere requiere rectificar, de saber donde se está y que tan lejos te puedes encontrar de tu lugar de destino. Quizá aparezca ser buen padre o madre de familia; mejorar en tus estudios; destacar en tu trabajo; analizar tu relación con Dios, etc.

Pues bueno, esta herramienta se puede hacer de una manera sencilla:

Primero concéntrate en lo que vas a hacer, cierra un poco tus sentidos y abre tu mente.

Luego hazte la siguiente pregunta: ¿Qué hice bien el día de hoy? Verás que las respuestas vienen rápido y un sentimiento de satisfacción correrá por tu cuerpo.

Después hazte esta otra: ¿Qué hice mal? Entiendo que aquí te atorarás un poco, porque normalmente casi todo lo haces muy bien, pero con un poco de atención irán apareciendo cosas que te salieron mal y que quizá te molestará el recordarlas.

Finalmente la pregunta que te puede llevar a la mejoría rápidamente: ¿Qué pude haber hecho mejor? Se honesto, descubrirás, probablemente, cosas sin terminar; algún exabrupto; Impuntualidad; alguna mentira etc.

Y viene lo mejor: ante todo este análisis –que no se lleva más de tres minutos- aparecerán aspectos en los que podrás proponerte alguna cosa para el día siguiente.

Lo importante es que se haga con constancia y para esto, es necesario que lo hagas en un momento bien determinado de tu día. Algunos lo hacen antes de irse a dormir, otros poco antes de comenzar el trabajo y se de algunos que lo realizan poco antes de irse a comer. Todo es cuestión de que te acomodes, pero que lo hagas diario y a hora fija.

Cuesta, sí, porque no se tiene el hábito, pero ¿hay algo más importante que darle un rumbo consciente a tu propia vida?

Te dejo este pensamiento que encontré por ahí y que en lo personal me ha servido mucho: “En tanto avanzarás en cuanto te hagas violencia a ti mismo”. Si hay dudas, no dejes de enviarme un mail.

José Luis Castañeda Lerma

 

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