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La adolescencia es un periodo de turbulencias, con cambios físicos y psíquicos, que genera grandes desconciertos en los chicos y en sus padres. Una de las principales características de esta época es discutir y cuestionar la autoridad de los padres y confundir la libertad con la independencia.

Aunque durante la niñez los padres tratan de inculcar a sus hijos una serie de normas familiares y sociales con las que tienen que convivir, cuando el hijo llega a la adolescencia esta tarea es más difícil, ya que a esta edad es común que los jóvenes rechacen las normas y las cuestionen cuando no están de acuerdo con ellas.

¿Qué hacer como padres ante esta situación? Ante todo no perder el miedo a exigir y a ejercer la autoridad en la familia pero sin perder el cariño hacia los chicos. Además, para exigir con acierto es necesario ser coherentes, es decir, no hacer lo contrario de lo que exigimos a los hijos. Recuerde que los adolescentes juzgan todo y, generalmente, sin misericordia.

La firmeza en la decisión tomada es uno de los mejores aliados en la educación del adolescente. Para ejercer la autoridad con un joven no se necesitan gritos, ni amenazas, basta unas palabras firmes y con cariño para dar una orden y el hijo comprende que la debe cumplir.

Prepararse para un mal rato

Como padres es preciso prepararnos para pasar un mal rato en ciertas ocasiones por la reacción del chico ante una orden que vaya en desacuerdo con él. Es preciso mantenerse consciente de que es por el bien del hijo y hacerle ver que, aunque todos vuelvan a su casa a las tantas horas de la mañana o vayan a determinados lugares, él no debe de hacerlo.

Según José Manuel Mañú Noáin, autor de varios libros sobre educación, es muy conveniente que los hijos sepan que los padres no se rinden ante todas las modas del ambiente. “Aunque es correcto hacerle entender las razones de nuestra decisión, hay que estar dispuesto también a ejercer la autoridad hasta sus últimas consecuencias, por el bien de ellos. Si no lo entienden ahora, lo entenderán más adelante. Hay muchos adolescentes que saben que lo que piden está mal, y en su fuero interno entienden que se les diga que no”.

Los padres deben tener cuidado de no caer en un modelo excesivamente autoritario ante el hijo adolescente, pues aunque se logre imponer la autoridad, se puede correr peligro de perder el cariño. Sin embargo es también preciso evitar comprar la paz familiar cediendo en todo lo que pide el joven. Según el especialista, “hoy los adolescentes pelean menos con sus padres que hace veinte años, porque en muchos casos los padres han renunciado a exigir”.

Hacer Familia 

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