logoP31

Líderes en formación de líderes desde 1992

descubrio santa

¡Que hermoso es ver la inocencia de los niños en estos días de diciembre! La ilusión se les refleja en el rostro de una manera especial. Y comienzan con su letanía de lo que quieren pedirle a Santa Claus, con el temor de que en sus requerimientos ¡no se salgan del presupuesto! y afirmando que no pidan tanto, que hay que pensar en los otros niños; cosa que no los convence del todo.

Presencié, hace una semana, lo que todos los padres de alguna manera tememos, pero lo que más me sorprendió fue la respuesta del papá.

La niña de ocho años se acerca a su padre cariñosamente y suelta la pregunta: ¿es cierto que los regalos no los trae Santa Claus? y sin esperar respuesta ni dejar respirar a mi amigo  preguntó lo siguiente ¿Es verdad que son los papás quienes los traen?

Mi amigo no perdió en ningún momento el aplomo ante esta “trascendental” pregunta. ¿quién te dijo? y la niña un poco a la expectativa comentó: Juana –su mejor amiga de la escuela- y afirmó ¿verdad que los papás no echan mentiras?

Enrique, con su aplomo natural comenzó el siguiente diálogo:

- ¿Qué pusimos entre todos ayer domingo? preguntó

- El nacimiento y el arbolito, contestó Mary

- ¿Qué persona le falta al nacimiento?

- Pues…¡el Niño Dios!, lo pensó un poco y continuó con candor, “pero a él lo ponemos hasta Navidad.

- Tienes razón, porque ese día festejamos su nacimiento…

- Sí –cortó Mary a su papá- Es su cumpleaños.

- Es cierto, y en los cumpleaños llevamos regalos al festejado. Solo que en este caso quien celebra su cumpleaños es Dios y Él nos ha dado todo lo que tenemos. Justamente por ser esta fiesta y por que nos da mucho gusto a los papás que haya nacido Cristo, nos damos regalos unos a otros.

- ¿Entonces es el Niño Dios que para festejarlo nos trae los regalos? ¿Entonces los papás ayudan a que estemos contentos por su nacimiento?

- Así es, contestó Enrique. Estamos tan felices que nos damos regalos.

Mary se quedo contemplando a su papá y le dio un abrazo y un beso. Enrique se conmovió. La niña después de hacer esto le preguntó ¿Y Santa Claus qué?

Enrique, con mucho cariño le fue explicando la Historia de San Nicolás Obispo y poco a poco le fue desvelando el origen del Gordo de rojo tan simpático.

 

José Luis Castañeda Lerma

 

BannerPROMO