Mucho se ha escrito sobre «tipo de liderazgo» y posiblemente algunos de nosotros nos hemos visto descrito en esta tipología. Funciona como una especie de diagnóstico. Quizá a alguno le hayan dicho que su liderazgo se enfoca más en las tareas o en las personas. Posiblemente nos hayan dado un cierto remedio para mejorar, sin embargo pocas personas comentan que el problema real de la incisividad del liderazgo radica fundamentalmente en la credibilidad que el grupo tiene en la persona que lo dirige.

Afirma J. Caler, al analizar el liderazgo en México, que « el problema no es la ausencia de líderes, sino la ausencia de personas a las que se les pueda creer».

Creer es un acto de confianza que se deposita en algo o en alguien.

Posiblemente algunos grupos no hacen lo que el líder les propone, por la falta de confianza que se tiene en éste. Curiosamente la confianza descansa en la credibilidad.

Es cuando se habla entonces del trinomio: credibilidad, confianza y autoridad, como algo que necesariamente van unidos estrechamente.

La autoridad que se refleja en el accionar del grupo, requiere de que la gente crea que aquello que les propone su líder es benéfico para ellos.

Las crisis de autoridad son realmente crisis de credibilidad.

Una madre o un padre que amenaza o que hace promesas a sus hijos y que estas no se cumplen, terminan a la larga por crear crisis de autoridad.

Un jefe que promete y que no cumple; que miente para obtener beneficios de su grupo; que engaña al equipo, terminará por quejarse de ellos, sin darse cuenta que su problema es de autoridad-credibilidad

Una persona altamente creíble, consigue que su gente haga mejor las cosas, ya que pondrán entusiasmo, porque el es entusiasta, cuidaran de la empresa porque el cuida de ella, darán lo mejor de sí, porque el mismo da lo mejor de sí.

Nunca nos cansaremos de repetir que al ser humano se le mide no por sus grandes ideales, sino por sus realizaciones. Podremos transmitir lo que pensamos y nuestros anhelos, pero la gente nos va a creer cuando éstos los llevemos a la práctica.

Los grandes propósitos, son un camino a la credibilidad pero el luchar por llevarlos a cabo cumpliendo nuestra palabra empeñada, poniendo nuestro esfuerzo en realizarlos, eso sí que genera credibilidad y por ende autoridad.

La mentira, el engaño, la trapizonda, van contra la dignidad de la persona. La gente quiere que se le hable con la verdad y hay personas que la evitan, la envuelven, la adornan o simplemente no les interesa, son aquellos que terminan quejándose de su grupo, porque tampoco encuentran la verdad de que en el fondo de su trato falta la credibilidad con el consecuente deterioro de su autoridad

¿Hasta donde llega su credibilidad?

José Luís Castañeda Lerma

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