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Desde los inicios de las grandes universidades europeas, ha existido la figura del preceptor o tutor, que permite a los alumnos el ubicarse en sus metas estudiantiles, por medio de asesorías individuales, en las que los estudiantes presentan sus problemas escolares y en ocasiones también los problemas personales que les impiden un buen desarrollo académico. No ayudan solamente a sortear las dificultades académicas que puedan presentarse –entrenamiento-, sino que ayudan también el desarrollo de la persona –formación-.

 

En las empresas modernas la figura del preceptor, que se le conoce como Coach, comienza a tomar gran relieve y se basa en la individualidad del empleado dentro de la empresa. Se puede dictar una meta a un grupo, pero siempre será necesario ver la incidencia individual de la misma en cada uno del equipo.

 

Algunos autores afirman que un coach es la combinación de colega, consejero y animador o porrista. Vale la pena aclarar desde ahora que la función de coach no recae en un puesto específico, sino que se debe considerar como una función más de cualquier persona que tenga colaboradores. Una función que requiere habilidades que se deben desarrollar.

 

De acuerdo a la literatura moderna, algunas de las funciones que complementan el ser coach son las siguientes:

 

Ubicar en las metas de la empresa a los empleados: es fácil perder el rumbo cundo se mete en el trajín diario del trabajo, el coach ayuda a sus empleados a ubicar las tareas que les deben de llevar a conseguir la meta de la empresa. Por esto es importante que el mismo coach, tenga bien definido la visión y objetivos de la empresa.

 


Apoyar y animar a los empleados, lo normal es que en la realización de las tareas pueda haber desánimos y cansancios. Es también normal que surjan ideas o que se cometan errores, ahí se encuentra el coach-porrista animando y apoyando con entusiasmo, individualmente y en grupo.

 

Otra función es el destacar los logros del equipo por encima de los logros individuales. Sabe de antemano que los verdaderos logros se dan en quipo y lo fomenta, pero no pierde de vista los esfuerzos individuales que se requieren para lograr las metas de equipo. El coach debe tener las habilidades adecuadas para inspirar y guiar a su equipo en los logros necesarios para el beneficio de la empresa y para el beneficio de cada uno de sus colaboradores.

 

El coach, sabe crear el medio ambiente adecuado para que sus colaboradores pueda tener éxito en sus tareas. Es por esto que el coach debe hacerse visible para detectar cualquier cosa que impida una realización de funciones óptima. Debe estar disponible para poder aconsejar, guíar o escuchar a sus empleados.

 

Lo normal es que toda persona quiera saber como se ve su rendimiento dentro de la empresa; el coach proporciona continua retroalimentación a sus empleados con respecto a su desempeño, pero no de una manera crítica, sino de una manera proactiva.

 

Por supuesto que la función de coach no es fácil de realizar, requiere de habilidades, requiere de cambio de actitudes, requiere de un verdadero interés por el crecimiento y formación de la persona. Ayuda al desarrollo individual que es el que potencia los resultado en equipo. Requiere de un alto grado de madurez y de confianza de los mismos empleados hacia su coach. Necesita también de ver a las personas, no como son, sino como deberían ser y tratarlas en consecuencia.

 

Los resultados en los departamentos y empresas donde hay personas que no solo son jefes sino coaches, se dan de una manera más rápida y natural, puesto que consiguen una cohesión que veces es difícil de lograr.

 

José Luis Castañeda Lerma

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