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Líderes en formación de líderes desde 1992

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Estamos de acuerdo que el estar motivados nos hace más productivos. ¡Sin lugar a dudas!

Sin embargo, en ocasiones, esperamos que esa motivación venga de fuera, esto es, que alguien nos motive.

Hay ocasiones que los pies “nos pesan” conforme nos acercamos al lugar de trabajo, como si no quisiéramos llegar y decimos que estamos desmotivados.

¿Me creerías si te digo que no es falta de motivación, sino desenfoque en nuestras metas?

Me comentaba una persona a la que le gusta el montañismo, que, en ocasiones, se pierde de vista la cima y que curiosamente está cubierta por rocas difíciles de escalar.

Me afirma que, al dejar de ver la cima, se vienen frecuentemente pensamientos o razones para desistir, sobre todo cuando el obstáculo que impide verla es difícil de escalar o de sortear. En el pensamiento, sigue estando la meta en su lugar y saber esto permite que, a pesar del cansancio se siga intentando el ascenso. No cabe dejarse de mover, desmotivarse, porque saben que la meta no se mueve.

En la vida puede suceder que entre el cansancio, el desánimo, las ganas de abandonar. Si se tienen metas valiosas, se sigue adelante, se va a por ellas.

Es un pasar del “tengo que” al “quiero”. Cuando todo en la vida se hace porque “tienes qué”, seguramente lograrás cosas, pero con un cansancio y desánimo bárbaro. Cuando, por otro lado, las cosas se hacen porque “quieres hacerlas” el entorno se vuelve mucho más amable, tranquilo y motivador.

Te recuerdo que, estás dónde estás, porque tú has escogido. Porque seguramente tienes algunas metas que te has puesto y que el camino que has escogido para conseguirlas, te ha llevado al punto actual. Seguramente es momento que te replantees las cosas.

Una buena meta, te permite tomar momentos de descanso y seguir motivado por el camino que te lleva a ella. Si no la hay, seguramente será fácil de abandonar y te desmotivarás continuamente.

¿Te desmotiva tu trabajo? Pregúntate que propósito tenías cuando entraste a esa empresa. Aparecerá, seguramente, un bienestar económico, progreso, un medio para conseguir otras cosas, seguridad, etc. Sabes perfectamente que lograr todo eso requiere esfuerzo y constancia. Redescubrir el propósito, te ayudará a seguir adelante. ¿Qué tu trabajo, no te lleva a lo que te propones? La pregunta obligada es esta: ¿Qué haces ahí?

En ocasiones se confunde, te lo decía más arriba, desmotivación con cansancio, quizá con aburrimiento; descubre bien la diferencia que hay entre una cosa y otra, descansa y retoma el camino.

¿Qué tienes un mal jefe? Es una piedra que habrá que sortear. No permitas que las actitudes de esta persona impidan tu camino a lo que quieres.

La motivación, es más fuerte o más débil, de acuerdo a la fortaleza o debilidad de tus propias metas.

En este seminario, tocamos estos temas y algunos más que te permitirán, sin lugar a dudas, solidificar tus metas, encontrar la diferencia entre desenfoque y motivación y lo más importante descubrir que el mejor motivador, tiene tu nombre.

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