Gustavo, es el director general de una de las empresas más importantes de la región. Sus éxitos profesionales lo tienen muy bien anclado ante su corporativo. Es consultado frecuentemente por los vicepresidentes. La mayoría de las personas que laboran con él se sienten muy orgullosos y satisfechas por sus logros.
En su agenda, que dejó olvidada en nuestra empresa después de un curso, tenía una tarjeta que decía No estorbar. En la sesión siguiente pregunté sobre este escrito y me contestó con su sencillez habitual:
“No estorbar” significa un punto de lucha que tengo. La dinámica de mi empresa y el sentido común me dicen que tengo colaboradores que traen una buena inercia y que lo que me corresponde hacer como director es no estorbarles” ante mi cara de asombro continuó:
"Mi prepotencia-en un principio- me hacía sentirme mal cuando alguno conseguía algo exitoso para la rentabilidad de la empresa y yo no estaba enterado. Entonces le ponía trabas, lo detenía, de alguna manera hacía su idea mía y entonces la aprobaba. Esto, como podrás intuir, es algo que va contra la misma empresa. Tuve que hacerme a la idea –con cierta dificultad- de que todo éxito personal en la empresa es de todos. Comencé a hacerme a un lado y a aprobar más rápidamente todo lo positivo que me propusieran. La soberbia entorpece las decisiones”
“En las juntas, normalmente todos estaban de acuerdo en lo que proponía. Mi idea era siempre la primera en exponerse, hasta que me hiciste ver en uno de tus cursos, que primero había que dejar hablar a todos y al final exponer mis ideas, esto muchas veces enriquecía mi propia idea y conseguía acuerdos y compromisos más rápidamente”
“Hay gente en la empresa, que por su temperamento –también lo aprendí en tus cursos- es más decidida y segura; comencé a darles cierta autonomía y cuando me demostraban responsabilidad y compromiso los dejaba volar solos. ¡Cómo cuesta trabajo, al principio, dejar que ellos tomen sus propias decisiones! En ciertos momentos me sentía inútil ante su dinamismo. A veces creemos que dirigir es hacer y controlar casi todo. ¡Así somos de soberbios!” No es que se les deje hacer lo que quieran, se les infunde la idea de que todo lo que hagan debe ser rentable y si la captan…se les deja libres y en lugar de dirigir más, dirijo mejor”
“Hago respetar los principios administrativos, hago que respeten la jerarquía, pero de acuerdo a mi experiencia, seguimos un lema creado por nosotros “si no hay respuesta y es rentable: sáltatelo” y a nivel jefes decimos “la empresa es dinámica, no la conviertas en carrera de obstáculos”. Al principio cuando preguntaba por alguna decisión que había que tomar, me decían: es que me saltaron, mi respuesta invariable era, es que te estás convirtiendo en obstáculo.. ¡lo nuestro es no estorbar!”
“En ocasiones tratamos a los empleados como niños, ¡que no, que son adultos! Y aprenden, por lo que mi criterio es ese: enseñar bien y luego no estorbar”
Ahora entiendo por qué la empresa de Gustavo, en lugar de hacer equilibrios para sortear las crisis, ha seguido creciendo, ¡Sencillo, pero eficaz!
José Luís Castañeda Lerma
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