A Poncio Pilato se le conoce más por «el que se lava las manos» que, como el que huye de la verdad. Sin embargo el lavatorio de manos es el símbolo externo de no haber querido profundizar en la realidad que se le presentaba históricamente.
Se narra en la sagrada escritura que al estar Poncio Pilatos frente a Jesús, le hace un cuestionamiento fuerte, pregunta ¿qué es la verdad? y no se espera a recibir respuesta. Posiblemente define también la actitud actual de tantas personas que se cuestionan sobre la verdad de las cosas y se quedan, como Pilato, en la superficialidad o quizá con el miedo de encontrarla por el compromiso que pueda desencadenar.
Se afirma que el objeto de la inteligencia es la verdad, sin embargo quizá pocas veces se actúa inteligentemente porque no se busca con profundidad la verdad de las cosas o de las situaciones.
Hay personas que se escudan en que la realidad «cada quien la ve como quiere» y que por lo tanto es relativa. ¡Una actitud bastante cómoda y poco comprometedora!. Se atreven a afirmar que la verdad cada quien la siente a su modo. Y en eso hay algo de razón, sentir la verdad no es encontrar la verdad. La verdad es operación del entendimiento no de los sentimientos. Es quizá por este relativismo que vemos que crecen actualmente, la tolerancia mal entendida, el aborto, la muerte asistida, el equiparar cualquier tipo de unión con el matrimonio, el libertinaje sexual, la desmoralización de la sociedad, el egoísmo etc.
De esta manera, en el lenguaje coloquial, ante preguntas donde se trata de despejar la realidad hay personas que afirman «yo siento» en lugar de decir «yo pienso». No es lo mismo afirmar: Siento que Juan es poco honesto a decir pienso que Juan es deshonesto porque tengo las siguientes evidencias. Una afirmación es superficial y en la otra ha habido búsqueda.
¿Qué sentía Poncio Pilatos?: oía a la turba, veía su enojo y la multitud que era, quizá se acercaba la hora de sus alimentos y el gusto le decía que había que terminar pronto, olía la furia de los acusadores. Los sentidos bastante excitados como para detenerse a pensar si su actuación iba a ser objetiva o realista. Profundizar le habría llevado a otro tipo de decisiones, pero por no querer hacerlo le llevó a lavarse las manos como gesto externo y para la historia, del que busca la verdad sin querer encontrarla.
La verdad, la realidad, la esencia de las cosas subsiste por sí misma independientemente de mi sentir por ella.
J. Caler afirma que un conflicto es «diversidad de pareceres y abundancia de sentimientos sobre una misma realidad» y que si se quita la pasión y la intensidad de los sentimientos, se puede llegar a un arreglo. En ocasiones luchamos contra los demás por hacer respetar nuestra realidad, no por buscar la objetividad de esa situación.
El Complejo de Pilato, tan usado en la actualidad, consiste en dejar ver nuestro punto de vista, apasionarse por este y al no esforzarse por encontrar la verdad de las situaciones, personas o cosas, terminar lavándose las manos a lo Pilato.
José Luís Castañeda Lerma
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