“No había señal. No había likes. No había memes. Solo estábamos... nosotros.”
Hace unos días, en España, millones de personas se quedaron sin luz y por tanto sin WhatsApp, sin Instagram, sin conexión.Un apagón digital que duró unas horas. Pero bastó ese breve silencio para que muchos se sintieran perdidos.
Sin notificaciones, algunos se sintieron en paz. Otros, en pánico y ansiedad.
Y muchos se dieron cuenta de algo inquietante: no sabían qué hacer con ellos mismos.
¿Quiénes somos sin la pantalla?
La dependencia que parecía "normal" se volvió evidente: Gente intentando reiniciar el módem, revisando si era su teléfono, caminando por la casa como si el wifi fuera oxígeno.
Pero también, algo curioso sucedió: Al no tener con quién chatear, hubo quien se sentó a conversar. Sin música de fondo, alguien escuchó el silencio.
Sin reels ni stories, más de uno volteó a ver su propio pensamiento.
Y entonces, muchos redescubrieron algo esencial: estaban vivos. No conectados… sino presentes.
Cuando se apagan las redes, se enciende la conciencia
Vivimos tanmetidos en el flujo de estímulos digitales que olvidamos cómo era vivir sin ellos. Nos hemos habituado a llenar cada minuto muerto con “algo”: videos, noticias, chismes, tendencias.
Pero…¿Qué pasa con nuestra mente cuando nunca se aburre?
¿Qué pasa con nuestras ideas si no hay silencio que las haga surgir?
La respuesta es simple (y alarmante): se atrofian. Al igual que un músculo que no se usa.
El liderazgo empieza cuando recuperas tu atención
Ese apagón no fue una tragedia. Lo vemos lejos de nosotros, pero que hubiera pasado si esto nos sucediera a nosotros. ?
Quizá tendríamos una oportunidad de repensarnos. De preguntarnos:
¿Qué tanto domino mi tiempo… y qué tanto me domina el algoritmo?
¿Soy capaz de concentrarme, de pensar largo, de quedarme con una idea sin saltar a la siguiente? Porque si no puedo estar conmigo mismo 10 minutos, ¿cómo voy a dirigir un equipo, tomar una decisión crítica o formar a otros?
Haz tu propio apagón, aunque el mundo siga encendido
No esperes a que falle el sistema. Atrévete tú a desconectar… para volver a conectar. Cierra el celular por media hora. Apaga las notificaciones. Respira. Piensa. Escribe.
Recupera lo que el ruido digital ha ido borrando: tu capacidad de atención, reflexión y presencia.
Porque a fin de cuentas, el que no gobierna su atención, no gobierna su vida.
En Sícap, creemos que formar líderes no es solo enseñarles a actuar. Es enseñarles a pensar. Y a veces, eso empieza en el momento más simple: cuando retomamos el control de nuestro tiempo apagando lo apagable.