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Líderes en formación de líderes desde 1992

El líder ¿nace o se hace?.

 

Son dos preguntas que se hacen en los cursos de liderazgo con cierta frecuencia.

 

La respuesta que se suele dar a la primera, la relacionaré con la siguiente anécdota que cuenta Santiago Álvarez de Mon Pen de Soraluce: "Recuerdo en mi juventud como me impresionaba la precisión en el tiro de un jugador español de baloncesto profesional. En un viaje en avión tuve la fortuna de sentarme al lado del que entonces era su entrenador. Con el arrojo y desparpajo de la adolescencia le transmití mi admiración por su famoso pupilo y le interrogué por la clave de su éxito. "Tiene una facilidad natural pasmosa. Nació para el baloncesto." Pero, y este era su secreto, "cuando acaba el entrenamiento y todos sus compañeros se van a la ducha el se queda ensayando ¡quinientos tiros todos los días!

 

¡Pues sí que había nacido para el baloncesto! Decir que el líder "nace" es una buena manera de excluirnos. Es una forma de evadirnos de todo el "entrenamiento" y carácter que se requiere para serlo.

 

Hemos asistido, seguramente, a cursos de "liderazgo", "habilidades del líder" etc. En los buenos cursos, por lo menos en los nuestros, hablamos de la forja del carácter del líder. Las habilidades puede ser que se nos faciliten o dificulten un poco más o menos de acuerdo a nuestro temperamento, pero hay que practicarlas. El buen pianista si no ensaya o practica, la habilidad de tocar se le merma.

 

Dentro de las habilidades de un buen líder, se encuentra, por ejemplo, la credibilidad. Bien, se entiende el concepto, se ven las consecuencias que tiene en los seguidores, pero se da uno cuenta que no lo vive. Al día siguiente se propone hacerlo y lo consigue. Se siente satisfecho de hablar con la verdad…sí, sin embargo se requiere que esa virtud esté acompañada por la perseverancia.

 

¿De que sirve tener, talentos, habilidades, inteligencia si no se mueve la voluntad para ejercitarlos?

 

Estamos de acuerdo que para ser líder se requieren cualidades y perseverancia para desarrollarlas. No sirve nacer con las características de líder -si fuera el caso- si no se desarrollan, si no se ejerce la voluntad para fortalecerlas.

 

Se requiere coraje, fortaleza -virtud en declive- fuerza de voluntad para forjar un líder, quizá por eso no los encontramos tan fácilmente. Vamos a seminarios donde se "abarata" el liderazgo, nos lo dan como receta. Nos dicen -y en ocasiones nos los creemos- los "diez pasos para ser líder"; y aún así seguimos en la mediocridad de los seguidores o peor aún de los manipulables, porque aún en esas "recetas" nos hace falta perseverancia.

 

Me gusta afirmar que el líder tiene que nacer ¿conoces alguno que no haya hecho esto en primer lugar? y después -sin el objetivo de hacerse líder- se forja primero como un ser humano completo, desarrollando todas sus cualidades, habilidades, facilidades y las virtudes que son propias del hombre. Y después…no hay nada más que hacer. Tendrás a una persona admirable que sobresale de la infinitud de mediocridad que nos rodea y ahoga y admirado comentarás: Ecce Líder (he ahí un líder).

 

Me anima decirte y decirme que nacimos para líderes, ¡Qué si!, ¡Que lo sabemos!. Pero también sabemos que nos hace falta exigirnos, perseverar, tener coraje y determinación para ir tras lo que vale la pena. ¡Que necesitamos forjarnos en el deber de cada día! Y que -parodiando a Escrivá- "Haciendo lo que debemos y estando en lo que hacemos" lograremos sacar la cabeza del mar de la mediocridad y ayudaremos, -tenlo por seguro- que otros hagan lo mismo y a nuestra empresa.

Jose Luis Castañeda Lerma

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