logoP31

Líderes en formación de líderes desde 1992

Supongo que el verbo heredar en el título, hace ruido. Pero intentaremos justificarlo a lo largo de este boletín.

Todo comenzó con una conversación con Ana; una chica de 23 años que ha incursionado por el mundo de la maquila desde hace año y medio.

Me llamó muy alegre porque la acababan de nombrar supervisora de un área de su empresa que se había abierto recientemente.

La felicité y dije la pregunta que suelo hacer en casos parecidos: ¿qué sigue? Se quedó pensativa un poco y me dijo “pues trabajar duro” Pregunté entonces, cual es tu objetivo como supervisora y me respondió, “no lo se, pero seguramente en la próxima junta me lo dirán? Bueno, pensé y volvía a preguntar ¿pero conoces tus funciones como supervisora?

La respuesta fue un poco más larga: “Mira, mi jefe anterior lo que hacía era llegar, planear la producción, asistir a las juntas diarias; darnos nuestros objetivos por escrito y tener una junta por la tarde para ver si los habíamos conseguido. Yo, supongo que tendré que hacer lo mismo o por lo menos algo parecido” concluyó.

Le dije: entonces heredas la supervisión. “No, me han nombrado por méritos propios” Eso lo supongo, comenté, me refiero a que heredas las costumbres de tu supervisor anterior. Se quedó pensativa un rato y dijo “bueno, yo traigo nuevas ideas, pero eso es lo que he visto que hacen los supervisores de esta empresa, ¡claro, cada uno de acuerdo a su área!”

No quise volverme molesto ni fastidiarle su alegría con más preguntas.

En verdad que cuando se asciende a una persona, le queda que trabajar con sus nuevas ideas, pero realizando lo que ha visto que hacen los colegas o lo que hacía su jefe. Queramos o no, improvisamos. Y en ocasiones, para desgracia de la empresa, un buen trabajador se convierte en un mal supervisor, porque no se le dan las herramientas necesarias para ejercer su nuevo puesto y no queda más remedio que repetir –en ocasiones- los mismos errores.

¡Heredamos! Si el anterior tenía poco tacto para la dirección de personal, lo repetiremos. El estilo del anterior jefe, se repetirá en el nuevo. Y no será por malicia del último, sino por ignorancia.

Creo, que las primeras preguntas que deben hacerse al estrenar un nuevo puesto es ¿Cómo voy a hacer más rentable este puesto? ¿Qué debo hacer para que esto suceda? Las respuestas dan orientación. Nos hacen sentir más seguros en la nueva andadura.

Después hay que darnos cuenta que trabajaremos con personas, con toda la complejidad que esto implica: No todos son iguales; tienen motivaciones diferentes; la dirección tendrá que ser individual; tendremos que enseñar (y a veces no se conocen métodos formales de enseñanza); Nos observarán más de lo que nos imaginamos y nuestro lenguaje factual deberá ser más estudiado; habrá actitudes personales que requerirán cambios; habrá rebeldía a lo que pidamos etc.

Todo lo anterior requiere de un aprendizaje formal. Hay “herencias” en las empresas que requieren que nos deshagamos de ellas.

Supervisar con eficacia, requiere aprenderse. De otra manera tendremos personas haciendo cabeza en los diferentes puestos, llenas de activismo sin sentido. Trabajando duro, cuando lo que deberían de hacer es trabajar mejor.

Jose Luis Castañeda Lerma

 

###BLANK###