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Líderes en formación de líderes desde 1992

Sucedió en una junta. Estaban por tomar una solución a un problema que aquejaba a todos. La conversación había subido de tono y se habían formado dos bandos con diferentes opiniones, dos gerentes, con puntos de vista encontrados, se enfrentaban uno al otro.

Los «a mí me parece que...», surgían una y otra vez. Se comenzaban a personalizar los puntos de vista. Parecía ya un enfrentamiento personal. Lo peor de todo era que el grupo comenzaba a tomar partido.

Lencho, cuya función era servir café en las juntas y después ayudar en la limpieza de la empresa, comenzó a poner atención a los argumentos, movía la cabeza una y otra vez, mascullaba algo ininteligible. Cuando los dos gerentes estaban en su punto de discusión más álgido, se hizo un silencio y se oyó la voz de Lencho que preguntaba ¿y que es lo más conveniente para la empresa?. El silencio se hizo más prolongado, Lencho sintió que el piso se le hundía y salió con su jarra de café.

Hay ocasiones que se pierde el objetivo del poder que se le delega a un jefe. Pueden surgir intereses particulares que desenfoquen de la tarea primordial que se tiene dentro de la empresa. Y al hablar de intereses particulares pueden ser cosas como las siguientes: quedar bien ante el jefe o ante alguna persona, aferrarse por orgullo a tener siempre la razón, apabullar a los posibles rivales o a lo mejor a resolver agendas ocultas.

Cuando cualquiera de estas cosas suceden, se está desenfocando de la finalidad de la empresa, por lo que se está perdiendo en el liderazgo. Los «seguidores» se dan cuenta de esta desorientación por parte del líder y comienzan también a perder el rumbo, con consecuencias funestas para la empresa.

El divorcio entre «lo que le conviene a la empresa» y «lo que me conviene a mí», si hay honestidad y ética en la persona, debe resolverse a favor de la empresa, de otra manera lo mejor sería «buscar por otro lado».

Sin embargo las cosas no son tan drásticas, como seres humanos, a veces, surge la discordia y el amor propio que hacen que nos cerremos en nuestras propias ideas y soluciones. Es aquí donde la pregunta ¿qué es lo más conveniente para la empresa?, puede reenfocar y desempatar situaciones tensas. En cierta compañía, en donde las juntas mensuales se prolongaban durante todo el día, había una persona que estaba encargada de hacer la pregunta anterior cuando se comenzaba a desorientar la reunión, los resultados eran asombrosos.

Si encuentra frecuentemente que lo que le conviene a la empresa no es lo que le conviene a Ud. tenga la valentía y el sentido común de irse de esa compañía, solamente tenemos una vida para no desperdiciarla miserablemente cuando no se consiguen las propias metas. Sin embargo, al estar trabajando en una empresa, normalmente se nos contrata para que busquemos lo mejor para ella. Cuando se de cuenta que es amor propio, soberbia, agenda oculta, rencillas contra alguien o dogmatismo, tenga la humildad de agachar la cabeza y reconozca que ha sido contratado para buscar siempre el beneficio de su empresa.

Sus colaboradores, que lo observan más de lo que Ud. cree, valoran a un líder enfocado, pues saben que su caminar no es en vano.

 

 

José Luís Castañeda Lerma

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