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Líderes en formación de líderes desde 1992

Sabemos, en nuestra experiencia, que nuestros colaboradores nos observan más de lo que nos imaginamos. Estamos como en un aparador: visibles, observables.

En ocasiones, perdemos de vista que nuestros estados de humor repercuten en la rentabilidad de la empresa. Es difícil que los colaboradores sean productivos bajo un clima de tensión originado por el hecho de que el jefe esté de malas.

Cuando el mal humor de quien hace cabeza es notorio, algunos empleados no se acercarán a plantear necesidades o problemas por un instinto básico de supervivencia. Esto puede llevar a dilación de soluciones y retraso en el trabajo mismo. Obviamente, aunque la pérdida por este hecho no se pueda cuantificar, la empresa sale afectada.

El enojo, la irascibilidad, es algo que nos acompañará hasta nuestros últimos días; lo que si se puede es dominar la manifestación de ese enojo. Me explico: sentir en cada uno de nosotros el coraje o enojo, es algo que vivirá a nuestro lado siempre, como se dice normalmente, porque “tenemos sangre en las venas”. Sin embargo este sentimiento como todos los sentimientos, se puede controlar una vez que se reconoce.

El enojo suele nublar la razón y quizá hemos experimentado arrepentimiento de lo que dijimos o hicimos al estallar. Con la inteligencia alterada, difícilmente se pueden tomar buenas decisiones.

Cuando sentimos el enojo y lo manifestamos sin control, puede generar un sentimiento de impotencia en quien es víctima de ello. Puede también generar rebeldía y el sentimiento que genera en las víctimas de nuestra falta de control, los hace poco productivos.

En pocas palabras: una persona regañada, vejada, difícilmente puede rendir al cien. Probablemente lo hemos comprobado en nuestras propias vidas.

Seguramente habrá situaciones que generen, objetivamente, molestia. Pero como afirma J. Escrivá

   

“No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. —Espera al día siguiente, o más tiempo aún. —Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. —Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. —Modera tu genio”

   

Debemos recordar que en ocasiones, cuando estamos enojados, podemos cometer muchas injusticias, que también generarán reacciones poco rentables en quienes las sufren. Y que pasado el enojo tendríamos que pedir disculpas por el atropello sufrido

Hay un hábito o virtud que nos puede llevar a una vida productiva: la ecuanimidad, esto es luchar por tener un estado de ánimo estable. Sí, requiere mucho vencimiento personal y sobre todo auto dominio, pero genera confianza y credibilidad, que son bases para un liderazgo efectivo.

Algo más, si explotamos en alguna ocasión, que seguramente sucederá, debemos tratar de aprender a “enfocar el enojo”, no “agarrar parejo” esto es saber enojarse con quien se deba de hacer y no involucrar -mientras dura ese estado de ánimo- a nadie más.

Estar de malas o ser “mecha corta” es poco rentable ¿o no?

 

José Luis Castañeda Lerma