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Líderes en formación de líderes desde 1992

Javi, llegó con todas sus ilusiones puestas en cruzar al “otro lado”. Dejó su tierra del sureste recién estrenados sus 17 años. Se distinguía en su pueblo por haber asistido al primer año de preparatoria en la capital de su estado.

Tijuana le parecía una ciudad monstruosa, contrastante, pero con un algo que no acababa de descubrir que era y que tras su fracaso de ingresar a Estados Unidos, encontró que era también un tierra de oportunidades al encontrar trabajo en una maquila.

En cierta ocasión, tres meses después de su ingreso a esa empresa, oyó un comentario que su jefe le hacía a la gerente de recursos humanos y que se refería a él “es entusiasta y persistente, algo silvestre y con miras muy cortas, no creo que dure mucho”.

Le preguntó a uno de los ingenieros con los que sentía confianza, el significado de “silvestre y persistente” ¿Cómo podía ser algo que ni siquiera sabia lo que era? El ingeniero, muy divertido le hizo la aclaración.

Le gustó que lo catalogaran como persistente, lo de silvestre no tanto, pero lo aceptaba. Poco tiempo después, aprovechó la convocatoria de su empresa para terminar la preparatoria abierta. Le martilleaban en sus oídos todavía el comentario de que tenía miras muy cortas y cuando se lo explicó el ingeniero, se propuso tener “miras más largas”.

Asistió a un seminario como parte de su capacitación, en el que le explicaron que “disciplina es el sujetar los deseos a la razón” y que además “los verdaderos propósitos se consiguen por medio de ésta”. Sus clases de preparatoria abierta le costaban un poco, pero el ingeniero le ayudaba en aquellas cosas en las que surgían dudas, además lo retaba diciéndole “si realmente fueras persistente como te dice tu jefe, acabarías la prepa en año y medio”. Comenzó a aplicar lo que había entendido de disciplina y dejó poco a poco las fiestas de los fines de semana en el antro al que acudían casi todos los de su línea.

Descubrió que el exigirse para preparar los exámenes de preparatoria abierta, le ayudaba también en su trabajo. Su jefe le llamó para preguntarle, si aceptaba hacerse cargo como jefe de su línea y le pidió que lo pensara.

Quiso hablar con el ingeniero, y este le invitó a comer, en el restaurante, el ingeniero comprobó “lo silvestre que era” y le comenzó por decir las reglas básicas de urbanidad. Javi, con los ojos bien abiertos absorbía todo lo que el Ingeniero le decía. Al final de la comida le preguntó “Inge. Me pidieron que si quería ser jefe de línea de mi área ¿Cómo la ve? Le contestó que eso requería compromiso, que si aceptaba para ser uno más de los jefes de línea, mejor no lo hiciera. Tuvo que explicar que compromiso era una “obligación contraída”. Terminando la comida en la que cada quién pagó su cuenta, Javi le dijo al Ingeniero “quisiera ser como usted” la respuesta que obtuvo fue “Estudia inglés e ingeniería y algo te acercarás”

Asistió con cierta renuencia a otro seminario para jefes de línea, se le quedó muy grabada la sesión de dirección de personal y más grabado aún la regla de oro de la Ética. “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti” Se lo comentó al ingeniero que, para este entonces ya era su amigo y le dijo “nunca se te olvide que trabajas con personas y que cada una tiene un valor infinito, si aplicas esa regla tendrás prestigio entre tu grupo y te irá bien”

La preparatoria la terminó en poco más de un año y consiguió permiso para que pudiera estudiar Ingeniería Industrial, a la par se iba introduciendo en el Inglés. El ingeniero le dio un método de lectura rápida que le ayudó mucho y que le introdujo en el apasionante mundo de la lectura. Sus compañeros le veían con cierta envidia pero con mucho respeto por el crecimiento que iba teniendo. Se iba ganando una autoridad bien asentada en la “regla de oro”. Le nombraron supervisor y le ayudaron a obtener su visa, para recibir entrenamiento en Santa Ana. Mientras tanto al ingeniero lo nombraban gerente general.

Pasaron cinco años, y el “silvestre de miras cortas” era ya jefe de su primer supervisor, tenía un prestigio enorme en la planta. Se graduó por promedio en Ingeniería y sus invitados fueron sus colaboradores y el Ingeniero.

Al final de la graduación en un momento que estaba solo le preguntó el Ingeniero “¿qué es lo mejor que has aprendido en este tiempo” Javi le contestó “dos cosas: que el trabajo bien hecho, no solo es fuente de remuneración, sino piedra de toque de la propia madurez, pues en el se desarrollan cualidades como: tenacidad, paciencia, empatía, servicio, alegría, laboriosidad, orden, saber que la persona es lo más importante para la rentabilidad, por lo que hay que hacerlos rentables y segundo que la “regla de oro” es el mejor aprendizaje para la dirección de personal”

“Bien, le contestó el ingeniero, pero recuerda este principio, es todo lo que hagas considera la finalidad de lo que haces, y le preguntó ¿Cuál sería la finalidad de todo lo que has logrado? Javi le contestó de inmediato: Servir a los demás y…su puesto”

Tres años después fue nombrado Gerente General debido a que el Inge se iba a la vicepresidencia.

Javi, es el pseudónimo de un gerente general muy respetado de una empresa de instrumentos médicos en Tijuana, que nos ha permitido conocer su historia, pero sin poner su nombre ni el de su empresa.

¿Ahora entendemos la importancia del Coaching y de la formación personal?

 

José Luis Castañeda Lerma

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