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Líderes en formación de líderes desde 1992

Desde pequeños te enseñaron a conjugar los verbos en sus diferentes tiempos: pasado, presente y futuro. Saberlo hacer, te permite una comunicación mucho más clara.

Sin embargo, para hablar del tiempo como tal, solamente interesa, por ser lo único que se tiene, el tiempo presente.

El pasado: es un fondo de recuerdos y de experiencias por las que poco se puede hacer. Hay personas que se quedan encadenadas al pasado y dejan ir oportunidades que se les van presentando. Del pasado se puede tener recuerdos y contarlos. Tiene, por otro lado, la característica, quizá desagradable pero realista de que no se puede hacer nada por cambiarlo.

De esta realidad, surge la actitud que se debe de tomar ante el pasado: aceptación.

Esta aceptación debe ser completa. No se puede borrar nada de él. Por más cosas que se hayan vivido que sean desagradables, es tu pasado y lo que eres en el presente es el resultado de lo que has vivido.

Hay personas a las que les gustaría borrar o enterrar parte de éste. Son aquellas que no logran entenderse en su manera de actuar, porque hacen falta capítulos de su historia que han querido olvidar en algún momento. No se puede, al pasado se le ama, porque nos amamos. Si en el se encuentran porciones desagradables, no deben espantarnos son parte nuestra.

También hay gente que se queda “encadenada al pasado”: es que antes…, es que en la otra empresa…, es que los tiempos pasados…, en mis tiempos…; son personas que terminan convirtiéndose en resistentes a los cambios y con quienes es muy difícil trabajar en el presente.

El pasado no puede detenerte, te puede servir para sacar experiencias de lo vivido y quizá para recordar buenos momentos, pero nada más. No se le puede corregir, ni enterrar, ni despreciar. No puede ser una carga para ti.

El futuro

Primera premisa: no existe.

¿Difícil de aceptar? El futuro no es algo estático que te espera a la vuelta de la esquina; se va construyendo lentamente a través del presente.

No hay una casa en tu futuro, ni un carro, ni un ascenso; tampoco el que te despidan.

No es algo sobre el que se tiene que correr el telón para ver que se encuentra por ahí.

El futuro está íntimamente relacionado con el presente. Habrá en el futuro lo que vas construyendo en cada instante de los que forman el presente.

Quizá lo único que seguramente te encontrarás en el futuro es la muerte. Pero tampoco puedes ubicar el cuándo ni el cómo.

Solamente encontrarás lo que forjes ahora.

El presente

Hemos visto que el pasado solamente existe en tu memoria y en lo que eres. Que el futuro existe en tu imaginación y en lo que vas forjando.

Solamente nos queda analizar lo real: este instante.

El presente no es hoy, no es ni siquiera este día que vivimos. El presente es este instante que está pasando y que cuando menos te das cuenta ya paso. Podríamos decir que en el presente estás leyendo esta nota técnica, pero de esta nota todo lo anterior que has leído está ya en el pasado.

Este instante es tu presente y lo puedes vivir de dos maneras: recordando el pasado o construyendo el futuro.

Recordar el pasado, ya lo dijimos, es agradable en ciertas ocasiones y en otras no tanto, pero no se le puede cambiar nada.

El futuro es incierto y no existe, solamente te encontrarás en éste cosas que has construido en el presente.

El presente es solamente un breve instante que rápidamente cae en el pasado y en el que puedes ir creando cosas para tu futuro o bien dejarlo pasar inadvertidamente, sin consciencia y por lo tanto sin trascendencia.

Solamente tiene sentido si se ve con sentido de futuro.

¿Qué hacer entonces?

Se solía decir en la antigüedad “Carpe diem” ¡vive el momento! Tiene algo de cierto, no puedes vivir otra cosa. Sin embargo el fondo de dicha frase latina, era vivir el momento sin ningún tipo de consecuencias.

Vivir el momento, sí, con sentido constructivo y sobre todo responsable.

Cuando se habla de administrar el tiempo, ¿Qué se quiere, entonces, decir con esto? Sin ser simplistas lo que se busca en realidad es darle sentido al momento presente, con visualización constructiva del futuro.

Administrar el tiempo es lograrle dar el peso específico a lo único que tenemos: el momento presente.

En el futuro se encuentran nuestros objetivos, nuestras metas, nuestros sueños. Sin ellos, el administrar el tiempo se convierte en el simple, pero muy usado: ¡Carpe diem!

 

José Luis Castañeda Lerma