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Antier, para no ir muy lejos, nos hablaba el gerente de recursos humanos de una empresa tijuanense, para buscar la manera en la que podríamos ayudarle a hacer un verdadero cambio de cultura en su empresa. En esta compañía, que tiene más de 15 años en la localidad, están estrenando presidente y requieren de cambios en todos los departamentos.

 

Me daba la impresión, por la urgencia de la llamada, que estaban buscando figuradamente «una especie de ungüento mágico» que una vez aplicado, llevaría a esa empresa a lugares insospechados.

 

La cultura empresarial, se define como el conjunto de creencias y valores que vive una empresa. Obviamente que las creencias y valores los viven las personas que forman la empresa.

 

Por eso cuando se habla de reafirmar la cultura de una empresa, es importantísimo no soslayar por ningún motivo al ser humano, pues en el recae el verdadero cambio. Esta verdad por ser tan evidente es muy fácil de olvidar y entonces se busca alguna fórmula mágica que resuelva los cambios que toda empresa requiere en la actualidad.

 

Es bueno cuestionarse a que le dan valor las personas que trabajan en nuestra empresa, cual es la piedra angular o motor que hace que la empresa se proyecte en el largo plazo. Hace un par de años, vimos en la publicidad de una compañía trasnacional el siguiente slogan: «mueve corazones, toca almas», se usaba en todo tipo de papelería, en los mails, etc. Al preguntar lo que significaba a uno de los altos ejecutivos la respuesta fue vaga, nos preguntó que quería decir para nosotros y se le escribió un documento de 5 páginas. A veces los slogans se vuelven sordos y no consiguen lo que se persigue.

 

Ante la vorágine de sistemas que se han desarrollado en torno a la calidad y que continuamente surgen, se tiende a perder de vista lo importante de lo secundario, se deja de advertir lo verdaderos valores de la empresa y al perderlos se deja de creer, debido a esto nos encontramos a empresa primitivas a las que les cuesta demasiado trabajo el proyectarse hacia el futuro.

 

¿En que se cree en su empresa?¿Qué es realmente lo que valoran los ejecutivos? Las respuestas a estas preguntas nos definen el grado de cultura de la propia compañía. ¿Se ha descubierto al ser humano como el verdadero factor del cambio y se le da la importancia debida?

 

Surge entonces la necesidad de formar a los empleados, que no capacitar ni adiestrar, en los valores propios de la empresa. Cierta compañía tenía definido como uno de sus valores la lealtad sin embargo en sesiones que se tuvieron con los ejecutivos de la misma, pocos sabían lo que era está virtud y menos aún como vivirla. O como otra empresa en la que se les definía la virtud del orden y como vivirlo y un ejecutivo se levantó a decirnos que si su gente viviera la virtud del orden el sistema de las 5’s saldría sobrando.

 

Si verdaderamente se pretende definir y hacer vida una cultura en la empresa se requiere resaltar los objetivos de la misma y los valores que se requieren para conseguirla, pero no basta ponerla o enmarcarla en un slogan se requiere que se haga vida, que se explique, que se entienda y sobre todo que los mismos ejecutivos la vivan. No debe ser letra muerta, debe ser acción que informe todo lo que se realiza dentro de la misma empresa. Y sobre todo no olvidar que quienes construyen y viven una cultura, son la personas que integran a la empresa.

 

José Luis Castañeda Lerma