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Líderes en formación de líderes desde 1992

¿Los líderes nacen…? Sí por supuesto, no conozco

ninguno que haya venido al mundo de otra manera.

John C. Maxwell

 

 

Hay palabras que por no darle su significado verdadero y a fuerza de usarlas pierden su esencia, tales son, por ejemplo, excelencia, calidad y liderazgo.

 

Son palabras impactantes que encierran dentro de sí mismas una cantidad de anexos y de las cuales nos quedamos normalmente en la estricta superficie. Se les aplica a casi cualquier cosa o persona y con esto se abaratan un poco. Quizá al igual que usted, estamos hartos de oírlas sin la profundidad con las que se deben manejar, a veces las oímos, sonreímos, movemos la cabeza y …¡a otra cosa!

 

La palabra liderazgo la hemos escuchado cantidad de veces y alrededor de ella una serie de paradigmas que terminan por no convencernos. Oímos sobre la malla del liderazgo y nos ubicamos de una manera subjetiva en una buena postura. Quizá alguna vez nos dijeron que los líderes se hacen, nos comparamos con alguno, y dijimos esto no es para mí. Se nos habló del crecimiento en el liderazgo y nos ubicamos en la parte superior. Nos nombraron gerentes, directores o supervisores y seguramente pensamos ¡ya somos líderes!, porque a alguien se le ocurrió afirmar que ¡todo jefe es líder!, de verdad ¡que sencillo!

 

Colin Powell afirmaba lo siguiente: «Consigues la excelencia como líder cuando la gente te sigue a dondequiera, aunque sea por curiosidad», ¿cuánta gente conocemos con esta característica?. Hace poco tuve la oportunidad de estar, por separado, con dos gerentes generales de la localidad, comentábamos sobre su liderazgo y ambos afirmaban que lo tenían. Hicimos una prueba muy sencilla, se les pidió que llamaran a cuatro personas de las que les reportaban directamente. Lo hicieron. Previamente le había dicho a cada uno que el objetivo era que hicieran que sus colaboradores, se tocaran las puntas de los pies y el otro que estando de pie subieran una pierna y la acercaran lo más posible al pecho. La indicación se las iban a dar de manera sorpresiva. El primero dio sus indicaciones e inmediatamente se creó un estupor dentro del grupo, uno preguntó que sentido tenía eso, otro inmediatamente afirmó que no podría hacerlo uno se comenzó a inclinar pero se detuvo ante las actitudes de los otros dos. El cuarto afirmó que no le veía ningún sentido. Con el segundo gerente lo que se vio fue lo siguiente: se rieron y tres de ellos lo hicieron de inmediato y el cuarto afirmó que le dolía la espalda pero que lo iba a intentar por lo menos hasta donde pudiera.

 

Al entrevistar a los cuatro primeros por separado, las respuestas fueron las siguientes: «A veces me da la impresión que le gusta ridiculizarnos», «Desconfié de lo que me pedía», «Nos dio la impresión de que quería tratarnos como conejillos de indias, siempre lo hace», «A mi me pareció un juego, pero vi la cara de desconfianza de los otros y no me animé a terminar». El personal del gerente dos me dijo: «Te pida lo que te pida sabemos que todo tiene un sentido», «Todo es cuestión de confianza», «Nunca nos ha pedido nada que nos perjudique de alguna manera», «Ojalá y hubiera pedido otra cosa, lo que pasa es que estoy lesionado de la espalda, de no ser así lo hubiera hecho, es tan sencillo confiar en él».

 

¿Cuál será la diferencia entre uno y el otro?, la respuesta es la misma esencia del liderazgo: influencia. Definitivamente, sin influencia no hay liderazgo posible.

 

Seguramente surge en nosotros que se podría definir con la palabra influencia. J Caler la define de la siguiente manera: «es el hecho de tocar la inteligencia de una persona por medio de un idea para que posteriormente la haga suya y actúe en consecuencia, con voluntad plena» Es importante destacar que en esta definición se encuentra un conocimiento firme de lo que es la persona. Toca dos aspectos antropológicos: la inteligencia y la voluntad.

 

Ahora bien, la inteligencia se toca mas fuertemente cuando se excitan los sentidos, recordemos que «nada hay en la inteligencia que no haya pasado previamente por los sentidos», surge la importancia, entonces, de lo que se ve y de lo que se oye fundamentalmente. Se deduce entonces que una de las maneras más fuertes de influencia de una persona sobre otras, tiene mucho que ver con lo que ven y escuchan de ella, en pocas palabras comienza a resurgir, no como palabrería sino como una realidad, la importancia del ejemplo. Se requiere una congruencia fuerte entre lo que se dice y se ve, con lo que se encadena el valor de la integridad.

 

La influencia requiere de ver que lo que me dices realmente tiene valor. Pero se debe recordar que en ocasiones basta con que vea, para serseducido por una actitud. Ver llegar a tiempo a una persona, me da la idea de su puntualidad. Ver a una persona esforzarse en un trabajo, me da la idea de tenacidad; ver a una persona luchar por hacer mejor su trabajo, me da la idea de la laboriosidad. Ver a una persona que no pierde la compostura ante las eventuales adversidades, me da la idea de serenidad y optimismo.

 

Se pueden dar charlas y conferencias sobre puntualidad, orden, trabajo, alegría etc. Pero si no veo que la persona las haga vida se queda manca la influencia

José Luis Castañeda Lerma

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