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Líderes en formación de líderes desde 1992

Me dio mucho gusto encontrarme con Federico, un alumno que estuvo- aproximadamente hace tres años- en uno de nuestros seminarios. Un joven talentoso en cuanto a su creatividad e iniciativa y lo que más nos había llamado la atención había sido la lealtad a su empresa.

“Tengo que contarte algo que sucedió en mi empresa”. –Me dijo

 “Llevábamos cuatro semanas  con un producto nuevo y por más que poníamos lo que se debía hacer, no llegábamos a la cuota semanal.  Se había recibido el entrenamiento adecuado y teníamos ayudas visuales como parte de la documentación de ISO”

“Había juntas rápidas diarias para ver que podíamos hacer y mi gente, muy motivada, se iba al piso a poner todo en práctica; al final del día volvíamos a comprobar que nos habíamos quedado por debajo de lo acordado”.

“la presión que tenía por parte del gerente de planta iba en aumento constantemente”

Al final de la tercera semana, sin saber cómo, me encontré con la sorpresa de que habíamos llegado a la cuota y con prácticamente ningún rechazo por parte de Aseguramiento de la Calidad. Estaba sorprendido y llamé al supervisor, que un poco apenado, me comentó que no estaban siguiendo las ayudas visuales, que habían hecho unos cambios que le resultaban prácticos y que había funcionado”

“El lunes de la cuarta semana, muy temprano, tuvimos una auditoría y el resultado fue negativo, porque no se estaba siguiendo la documentación adecuada, los empleados protestaron, diciendo que gracias a no seguirla se habían logrado los resultados. Nos llamaron a junta y nos advirtieron de la importancia de seguir los documentos del proceso que marcaba ISO y de lo que podría suceder si hubiera una auditoría externa. Mi jefe se asustó y ordenó que siguiéramos el sistema establecido”

“Se siguió lo acordado y al final de la tarde nuestra cuota era incompleta nuevamente. Al día siguiente mi jefe me dijo que si las cosas no estaban funcionando como debían, que actuáramos haciendo las propuestas por sistema, para que se revisara que estaba sucediendo”

“Me volví a juntar con mi equipo y me dijeron las dificultades para manejar las herramientas como lo mandaban las ayudas visuales y me comentaron los cambios, muy sencillos, que había que hacer. Se hizo por escrito, con fotos y todo y a esperar la aprobación del cambio y la sustitución de documentos.

Tú sabes bien –me dijo- lo que sucede cuando propones un cambio si a la persona que se lo pides es inseguro. Pues bien no obtuvimos respuesta rápida. Y no tuve más remedio que seguir saltándome las ayudas visuales.

Estuvo un ingeniero, con mentalidad abierta, revisando las ayudas visuales y la manera en que estaban trabajando mi gente para conseguir la cuota, que para sorpresa de todos funcionaba si no se seguían los documentos.

Seguí trabajando sabiendo que me estaba “saltando las trancas” pero teniendo en cuenta la rentabilidad de mi departamento. Al final del primer día de revisión por parte del ingeniero, se reunió conmigo y me preguntó: ¿ya te fijaste quien elaboró este documento? Vi el nombre y era Juan, un ingeniero con muy buena reputación laboral. Me quedé en silencio esperando que me dijera algo más. Con mucha paz y una sonrisa me dijo: ¡Es zurdo! Y cuando elaboró las ayudas visuales lo filmaron haciendo él el procedimiento.  Terminó diciendo ¡Nos comió el sistema!

Hay veces que da la impresión de que los sistemas cobran vida y que se posan por encima de las personas. Entiendo que son importantes, que ayudan a una cierta estandarización en los procesos, pero que se convierten en tiranos, por encima de la misma inteligencia de quienes deben  aplicarlos. Hay ocasiones que ahogan y que si no hay una persona que tenga el valor de criticarlos terminan volviéndose tiranos.

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