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¿A qué sí? ¿A que lo primero que se le vino a la mente fue castigar?

Pues bien, si así fue, recordemos que la definición aristotélica de disciplina es “sujeción de los deseos a la razón” y que al relacionarla con la empresa se podría redefinir como “sujeción de las actividades a la rentabilidad”.

Entonces sí que nos metemos en un buen problema, una persona que realiza cualquier actividad no orientada a la búsqueda de la rentabilidad es una persona indisciplinada. ¡Caray con la disciplina!

Cualquier área poco productiva, la que sea, se puede considerar como indisciplinada también. ¡Oops!

Bueno ahora entendamos lo que es una medida disciplinaria: es una acción que se toma cuando la forma de actuar de una persona demuestra una baja en su rendimiento, o bien cuando alguien con sus actitudes hace que un grupo disminuya en su productividad.

La disciplina es algo positivo, enfocada en los fines. Las medidas disciplinarias (que se confunden con la misma disciplina) son las acciones que hay que tomar cuando una persona ha perdido su finalidad y hay que ayudar a reencontrarla.

Se puede afirmar que para que la empresa sea disciplinada se pongan una serie de medios para ayudarla en la búsqueda de su rentabilidad. De aquí surgen los valores, que se definen para determinar el camino hacia la finalidad. Luego entonces, una persona que no los viva, requeriría de una acción disciplinaria.

En la aplicación de las medidas disciplinarias surgen una buena cantidad de errores, porque se pierde de vista la finalidad de las mismas y por eso resultan indefinidas y en ocasiones poco oportunas.

Indefinidas: ¡Tienes mala actitud!, ¡No haces bien tu trabajo!, ¡A ver si te tomas con más seriedad las cosas! Y quien recibe alguno de estos comentarios, se queda serio, se va a su lugar de trabajo y ¡sigue haciendo lo mismo!

Poco oportunas: se deja que los defectos laborales vayan creciendo, hasta que se acumulan tantos, que al llamar la atención, el que lo hace se pierde en cantidad de cosas que el que lo recibe no logra entender nada. Es lo mismo que cuando un padre o una madre le dice al hijo ¡te las tengo guardadas!

La “sujeción de las actividades de la empresa a la rentabilidad” es difícil de entender porque nosotros mismos en nuestro trabajo diario, nos indisciplinamos.

Valdría la pena revisar la disciplina de tu área y la oportunidad y definición con la que actúas cuando alguien se “sale del huacal

José Luis Castañeda Lerma

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