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Líderes en formación de líderes desde 1992

Fue un comentario que recientemente me hicieron en una sesión de Coaching. Catalina se quedó sorprendida por la respuesta:

¡Enciérrate, no salgas, que nadie te vea!

Y es que es verdad, es inevitable que se te critique. Lo interesante es la reacción que tengas ante este tipo de comentarios.

Como seres humanos tendemos a analizar las cosas y personas, es parte de nuestra naturaleza racional. A este análisis suele seguir un juicio sobre lo que hemos analizado. En ocasiones lo exteriorizamos y otras no.

Y la crítica es justamente eso: un juicio al que nadie nos ha invitado a hacer ni exteriorizar. A este tipo de juicios estamos expuestos aun muertos.

Comentábamos que lo interesante es qué acciones se toman cuando oímos alguna crítica. Antes debemos comprender que en nuestro entorno tenemos personas que nos quieren, un círculo no tan grande quizá. Otras a las que probablemente no les seamos simpáticos, otro grupo quizá un poco más grande. Y otras personas a las que les somos totalmente indiferentes, que es la inmensa mayoría.

Este último grupo, el más grande, quizá ni siquiera te voltearán a ver, y si lo hacen y emiten un juicio, sabes que será subjetivo, no te conocen. Si surge una crítica, sería tonto preocuparse.

El grupo al que no le eres simpático, o como se dice coloquialmente, “le caes mal”, lo que opine de ti estará cargado de negativismo y en ocasiones hasta de cierta malicia, sobre todo cuando se dan cuenta que le das importancia a sus opiniones. Aquí hay que actuar sabiendo que la crítica siempre estará ahí, y nuevamente no hacer caso. Hagas lo que hagas lo seguirán haciendo. Además, cuando se dan cuenta de que te lastiman, lo harán con más saña.

El primer grupo es el importante: personas que te conocen y que te tienen cariño. Aquí las críticas normalmente se enfocan en alguna cosa o actitud aparente mala y que conviene que hagas un cambio. Entiendo que cuando hay algún tipo de crítica, esta puede dolernos -cuanto más duela quizá será más acertada-, es normal, el ser humano normalmente piensa que es perfecto, y cuando descubren alguna de nuestras imperfecciones nos rompen el autoconcepto.

En plan de broma se dice que una persona soberbia, cuando se quiere suicidar, bastaría que se subiera a su ego y se dejara caer.

Parte de la madurez del ser humano es un adecuado autoconocimiento, para lograrlo se requiere de ayuda. Esas personas que están cerca de nosotros pueden ayudarnos, cuando les permitimos que nos digan en que andamos mal o a quien le estamos haciendo daño; o que actitudes o defectos impiden una convivencia adecuada. Lo interesante es estar abiertos y dejarse ayudar.

Cuando una persona se inquieta porque la critican, habría que decirle que su capacidad de autonomía está reducida. No se le puede dar gusto a todos y habrá ocasiones que las críticas no tengan ningún tipo de fundamento, por lo que no habrá que hacer caso y seguir actuando.

No olvides los tres grupos que te mencioné anteriormente, es importante escuchar y sopesar las críticas de tu grupo cercano, insisto, dolerán, pero quizá nos presenten una posibilidad de mejora o madurez.

De los otros dos grupos, no hay que preocuparse. Recuerda que al caminar se levanta polvo o como dice el refrán, malamente adjudicado a Cervantes- “Si ladran los perros, es señal que caminamos.

José Luis Castañeda Lerma