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Líderes en formación de líderes desde 1992

 

2Cuando observamos a alguien cometer un error, tendemos a asumir que hay malicia detrás de ello. Rara vez consideramos que la ignorancia puede ser la causa. Cometemos el grave error de suponer que lo que sabemos es conocimiento común para todos. ¡Gran falacia!

En nuestros cursos, repetimos con frecuencia la frase: "Lo que es obvio para ti, no necesariamente es obvio para los demás". Para mí, parece sencillo que todos sepan cómo usar Instagram, pero la realidad es que para un porcentaje de la población, esto resulta complicado. Para mí, es evidente que la palabra "obvio" se escribe correctamente, pero habrá quienes la escriban como "ovio", "obio" o "ovbio".

La ignorancia subyace en muchos de nuestros actos. En las empresas, a menudo asumimos que nuestros colaboradores tienen la misma capacidad de trabajo que nosotros y dominan lo que deberían. Error: cada individuo es único, y quizás damos por sentado que ya están entrenados.

En ocasiones, suponemos que todos tienen objetivos claramente definidos, cuando en realidad tienen sueños. Otras veces, deseamos que las personas compartan nuestros mismos objetivos, y si no lo hacen, creemos que nos están perjudicando. Nuevamente, el problema radica en que no saben lo que queremos o no comparten nuestras metas; aquí otra vez, la ignorancia.

No podemos dar por sentado todo, ¡es tan sencillo de comprender! Los jefes asumen que sus colaboradores saben cómo hacer las cosas y no se aseguran. Nos otorgan un ascenso y nos dejan a nuestra suerte, porque suponen que sabemos desenvolvernos en el nuevo puesto. Vagamos por la vida sin orientación, porque todos asumen que sabemos cómo orientarnos. Puedo asegurarte que muchos de los errores en una empresa se deben a que las personas no saben cómo hacer las cosas. Otra vez, la ignorancia.

Recordemos que debido a la ignorancia:

  • Podemos casarnos con la persona equivocada, simplemente porque desconocemos lo esencial.
  • Cambiamos de trabajo sin entender el alcance que podríamos tener en nuestra empresa actual.
  • Generamos rotación en empleados nuevos porque damos por sentado que están capacitados y no les dedicamos tiempo.
  • Cambiamos de religión por no comprender los principios básicos de nuestra fe.
  • Votamos por un líder equivocado por ignorar sus ideas y trayectoria.
  • Nos divorciamos al pensar que nuestra pareja actúa maliciosamente en asuntos que realmente desconoce.

Podríamos continuar con la lista, pero es evidente: la mayoría de nuestros errores se deben más a la ignorancia que a la malicia. Aquí radica la importancia de formar a nuestros empleados, aclarar expectativas y corregir con gentileza lo que sea necesario, siempre con optimismo y empatía.