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Líderes en formación de líderes desde 1992

Cualquiera ha tenido un instante violento, hasta los menos emotivos. Si repasásemos esos sucesos, podríamos darnos cuenta que surgieron cuando no había más razones que dar, un momento en el que tuvimos que estallar –que es poco justificable- para tratar de imponer nuestra voluntad.

Quizá por eso se dice que hay personas que en un momento se “cierran” y ¡nunca mejor dicho!, se cierran a seguir razonando.

Solamente se logra comprender esto cuando entendemos que percepción y realidad son dos cosas diferentes, que hecho y opinión son dos cosas distintas. Que lo que veo y lo que ves, aunque miremos hacia el mismo lado, puede tener diferentes perspectivas.

No entenderlo, es el inicio de todo conflicto. Sin querer ser simplistas, se puede afirmar que un conflicto es un problema de percepciones y en esto mismo comienza su solución. Me explico, la realidad es lo que es, mi percepción y la del otro es lo que alcanzamos a ver de esa realidad, como la percepción tiene que ver con el sujeto que la ve, es de alguna manera individual (cada quien percibe de acuerdo a sus sentidos).

Quizá nos sirva de ejemplo el famoso caso del vaso con agua hasta la mitad. Hay quienes lo ven medio lleno y quienes lo ven medio vacío. De ahí puede comenzar una discusión sobre la manera en que se ve. Se podrá afirmar que quienes lo ven medio lleno son optimistas y pesimistas quienes no. Tiene mucho que ver nuestros mecanismos mentales.

El inicio de la solución de este conflicto comienza por analizar los hechos en los que se está de acuerdo: que es un vaso, que contiene agua. Hasta ahí todo mundo de acuerdo. El problema sigue siendo los términos “medio lleno” o “medio vacío”, pero ahí también se está de acuerdo por lo menos en no estarlo. Hay un punto en común en los dos términos: “medio”, esto nos lleva al acuerdo simple y llano que la discusión se terminará cuando se diga la realidad del vaso “es un vaso a medias”. Lo lleno o vacío son percepciones bien personales.

Toda discusión entre dos o más personas, tienen siempre puntos en común. Cuando se quiere resolver el conflicto, lo primero que se tiene que analizar son los hechos de aquello que se discute, para luego ver lo que cada quien le añade a esa parte de la realidad en común.

Todo lo anterior, solamente se puede lograr si hay apertura para encontrar soluciones, esto es, si se quiere razonar.

En ocasiones los razonamientos se basan en caprichos o inseguridades, es entonces cuando una conversación se cierra, y sucede normalmente que quién la cierra termina por violentarse.

Somos personas con razonamiento, y a menos que se sea un necio consumado, lo normal es que cualquiera solemos rendirnos ante los hechos. A menos que queramos impones nuestra percepción.

José Luís Castañeda Lerma

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