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2Da la impresión de que es lo mismo, pero tienen una “sutil diferencia”. Se puede decir que todos los seres humanos envejecen, sí, pero no todos maduran. el envejecimiento es algo natural y paulatino, no requiere de nuestra voluntad, salvo en el caso de los tratamientos que existen, muy válidos por cierto, para retrasar los estragos que hace día a día el envejecer.

Madurar por su parte requiere de voluntad, de esfuerzo de lucha diaria, para ir logrando en nosotros la perfección interior que como humanos requerimos.

De una persona madura se espera “cobijo”, paz, tranquilidad, armonía, prudencia y la cascada de virtudes humanas que le son anejas.

La vejez es común en los seres vivos, plantas y animales, que tienden a cumplir su ciclo vital. Que no escriben historia, que el medio ambiente va determinando su crecimiento y que no intervienen para remediarlo. También en esta clasificación podríamos incluirnos o incluir a personas cercanas a nosotros.

Por su parte el madurar requiere de ir escribiendo su propia biografía, un día tras otro, con sentido de finalidad. Analizando el medio ambiente y resistiéndose en caso de ser necesario.

Las famosas crisis de la edad adulta son resultado de envejecer, de mirar hacia atrás y encontrar páginas en la propia biografía que no sabemos por qué se escribieron ni quien las escribió. Encontrarse en un momento y descubrir las manos vacías por no haber hecho nada por trascender.

Los puntos de crisis en las personas que maduran son momentos de reflexión, de rectificación y de lucha renovada que les dan juventud a pesar del envejecimiento físico. Saben ubicarse en su edad y aceptan lo que sucede a su alrededor de una manera pacífica, armoniosa y adecuada.

La madurez se puede encontrar en cualquier edad, conforme se va creciendo. La vejez es inexorable, marca y angustia. Se puede decir que hay jóvenes maduros y viejos inmaduros.

La vejez tiene un sentido de fatalidad, la madurez en cambio, tiene sentido de logro.

El tiempo, entonces, nos hace viejos, pero el aprovechamiento del tiempo nos hace maduros. Y tú ¿envejeces o maduras?

 Dos recomendaciones básicas para el aprovechamiento del tiempo

Evitar el efecto “colibrí”: estas aves, que llaman poderosamente la atención por su dinámica y forma de vuelo, pican en una flor y luego en otra y en otra, sin acabarse el néctar de ninguna. Hay semejanza con ciertas personas que comienzan un trabajo y luego otro y otro y que al final del día se encuentran con un cúmulo de trabajo comenzado, pero sin terminar.

La mejor manera de evitar este síntoma es: termina todo lo que empiezas y que está en tus manos acabarlo. No pases de una tarea a otra hasta haber terminado la primera. Inténtalo y te vas a dar cuenta la cantidad de disciplina que requiere.

 Relacionado con lo anterior: papel que cae en tus manos, papel que resuelves que hacer con el. En pocas palabra evita tocar un papel dos veces. Los archivos de pendientes tienen una alta relación con la indecisión y tienden a aumentar su volumen de una manera considerable.

 Evita la “crisis originada por el estrés de escritorio”: afirma una persona especialista en el manejo del tiempo, que si no alcanzas a ver un sesenta por ciento del material del que está hecho tu escritorio estás en crisis. En tu escritorio deben aparecer los utensilios que vas a ocupar en ese momento y nada más. Esto te vuelve ordenado y te ahorra tiempo.

El manejo del tiempo tiene dos aspectos que ayudan a su aprovechamiento: Conocer su concepto e importancia y pequeños detalles para aprovecharlo mejor. Ojalá te sirvan estas tres breves recomendaciones.

 

 

José Luís Castañeda Lerma