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Líderes en formación de líderes desde 1992

Algunas personas comienzan su día de manera conflictiva, esto se agudiza aún más cuando se es indeciso.

Algunos comienzan cuestionándose que ropa usarán; qué ruta tomarán para ir a su trabajo y así se puede ir desde lo simple hasta lo complejo; desde lo sencillo hasta lo estresante; desde lo rápido de resolver hasta lo que llevará más tiempo.

A continuación, y sin ser exhaustivos te presentamos una lista de actitudes personales que pueden ayudar a resolver conflictos

1.    Dimensionar el problema: hay cosas que sin querer se le da importancia cuando realmente no la tienen o es baja: si estás para salir al trabajo y alguien de tu familia derrama sin querer el jugo en tu ropa, la solución es irte a cambiar. Hacerlo grande es tratar de investigar si lo hicieron a propósito o no, o bien quejarte por lo sucedido. La grandeza o pequeñez de tu conflicto depende de la magnanimidad o pusilanimidad de tu forma de ser.

2.    Aprende a no quejarte: si algo ha salido mal, se empeora con adjetivos. Te encuentras en el auto, tu familia va contigo, repentinamente te ves atorado en un embotellamiento. Se te ha hecho un poco tarde y los autos no avanzan. “esto es un desastre”, “pésimo gobierno que tenemos” “voy a llegar tarde a la junta” “a quien se le ha ocurrido…” Vas acumulando estrés ante algo que no puedes resolver.

3.    Se abierto: en general tienes buenas ideas, pero no son siempre las mejores. Tu formación juega un papel importante, pero la apertura a las ideas de los demás te brindan siempre un panorama superior, verás cosas que no contemplabas o que son más sencillas.

Imponerse, en ocasiones, es señal de inseguridad.

4.    Ejercítate en la escucha: esto guarda una relación muy alta con el punto anterior. Aprende a escuchar todo lo que te quieran decir, verás que al final no hay tanto en conflicto. Tus ideas son muy buenas, repito, pero si no escuchas no alcanzarás a ver que se pueden mejorar.

Tu pareja, te dice lo siguiente: “tu mamá…” y no la dejas terminar. Comienzas diciendo “ya te he dicho que no quiero volver a hablar de ese tema, si no la quieres, no te voy a obligar a que lo hagas; respetemos a nuestras familias” Tu pareja se queda con cara de asombro y con valor termina su frase: “tu mamá nos envió un pastel para festejar nuestro aniversario, no dejes de agradecérselo, yo ya lo hice”. ¡Menudo ridículo por no saber escuchar!

5.    Reconoce tu ego como un factor en los conflictos: un alto porcentaje en los conflictos se basa en el orgullo. Hay personas altamente susceptibles a quienes hay que tratar con “pinzas”. Son personas que se sienten agredidas rápidamente. Que cuando hablas de que hay un problema, rápidamente se justifican porque piensan que te refieres a ellas. Si eres de esas personas, no te tomes los conflictos como algo personal.

6.    Tómate tiempo para resolver las cosas: no tienes por qué resolver todo de inmediato, hay cosas que requieren análisis, investigación, involucrar a otros, etc. Que quienes te rodean, aprendan a esperar. Que sepan que resolverás las cosas en su tiempo. Que no pasarás por encima de los problemas porque eres capaz de enfrentarlo. Que tu gente sepa que le das importancia a sus problemas. Y que darás respuesta.

7.    Utiliza algún método para resolver conflictos: Se entiende que en ocasiones tienes tantas cosas que hacer que analizas los conflictos con rapidez. Pero hay ocasiones que se debe tener una metodología para hacerlo, por lo menos “pros y contras”. Verás que es muy razonable el adagio que afirma que: “una hora de planeación, ahorra cuatro de ejecución” Siéntate, escribe, anota, revisa, con metodología.

Lo único que no se vale, es el sobrevolar el conflicto, esperar que se resuelva solo. ¡Hay muchas cosas que requieren de tu intervención!

 

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