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Líderes en formación de líderes desde 1992

¿Te acuerdas? Me quiere, no me quiere y así hasta que se terminaban los pétalos de la flor. Es una manera poco eficaz, pero romántica para determinar que hacer con la persona amada. Nadie, seguramente, tomaba este sistema para decidir.

Quitémosle lo romántico y ahora dejémoslo a la suerte. Echemos un volado para ver si esta relación, la que tu quieras, debe o no continuar. Ahora será la suerte quien decida que hacer.

Subamos un nivel nuestra toma de decisiones, vamos a decidir si esa persona que trabaja al lado nuestro debe continuar o no. Dejémoslo entonces al latido: ¿me late o no me late? Ahora la decisión está en lo que sintamos, ¡cuidado! Los sentimientos cambian, pero no importa, dejaremos la decisión al latido.

Un nivel más: consultemos si seguimos o no en esta empresa. Lo haremos con alguno de nuestros amigos, nos escuchará –eso distingue a los buenos de los malos amigos- y opinará y posiblemente coincida con nosotros en lo que se tenía previamente decidido.

No más niveles. ¿Sabías que el 90% de las personas que nos rodean, no utilizan un método formal para su toma de decisiones? Y esto se puede deber a dos cosas: desconocimiento de métodos o pereza para pensar. ¡Claro que es mas fácil decidir a la ligera! Pero seguramente estaremos decidiendo mal.

Hay decisiones que tienen repercusiones en el futuro y que requieren un poco de tiempo para madurarlas. Estoy de acuerdo, que hay otras para las que no se debe pensar tanto. En el trabajo profesional de cada uno, las hay y si se toman mal pueden acarrearnos hasta el despido.

¿Te has fijado que hay juntas para tomar decisiones y lo único que se toman son “pareceres”? Claro que si al final las cosas no funcionan, sería un error de la “mayoría de pareceres”.

La técnica más sencilla que es el análisis de “pros y contras” nos da pereza usarla porque se tiene que pensar ¡el me late y el azar pierden su importancia! Sí, de acuerdo, pero entonces comienza a mejorar la calidad de nuestras decisiones.

¡Somos lo que hemos decidido! Ni más ni menos. Si alguna vez nos quejamos de lo que estamos viviendo, no es otra cosa que el resultado de nuestras decisiones previas. Recordemos que el pasado y el futuro son inexistentes, solo queda el desnudo presente donde tomamos las decisiones de lo que sucederá en el futuro.

Dejar al tiempo que decida, perdóname, pero es la más grande tontería y es una manera de engañarnos. Dejar al tiempo no es otra cosa que permitir que las circunstancias nos victimicen y lo más real es ¡no hacer nada!

Hay ocasiones que nuestras malas decisiones son tomadas porque desconocemos métodos y técnicas, te recuerdo que nuestro prestigio profesional se basa, también, en la calidad de nuestras decisiones. Es necesario conocer esos métodos y sistemas que nos ayuden a tomar mejores decisiones.

 

José Luís Castañeda Lerma

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