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Líderes en formación de líderes desde 1992

En el sistema de liderazgo, lo hemos dicho muchas veces, juegan un papel esencial y unido: el líder, la gente y el objetivo.

No se puede hablar de liderazgo sin estos elementos y alguno más: la libertad de la gente para seguir al líder hacia la meta propuesta.

En el camino hacia el objetivo, nos proponen –al final te diré quién- tres movimientos que debe estar haciendo el líder con cierta frecuencia: ir adelante, ir en medio y por último en ocasiones ir detrás.

Por supuesto que el objetivo nunca deberá perderse, ese marca el rumbo y le da sentido al caminar y hemos repetido con frecuencia que el dejar de verlo, puede llevar al grupo a perder el rumbo, porque el liderazgo se perdió y cuando sucede se pierde el liderazgo.

El líder deberá ir adelante, para descubrir los obstáculos que se van encontrando en el camino. Adelante para ir señalando el camino, para llamar la atención hacia lo importante.

Sabemos que la gente tiende a confundir lo importante con lo secundario, pero el líder cuando va adelante va ayudando a distinguirlo, a diferenciarlo.

Ir adelante ayuda también, para ver quiénes son los que lo siguen de cerca para apoyarse en ellos, y ayudándole a distinguir aquéllos que puedan sustituirlo. O bien ¡Para descansar en ellos!

El líder en medio del grupo: para oír sus dificultades y ayudarles a resolverlas. Para descubrir el estado de ánimo y animarles de ser preciso. Para redescubrir que él mismo es parte del grupo, que no están solos, etc. Para brindarles el calor del líder.

El estar atrás: para cuidar a los que se rezagan, descubriéndoles nuevamente el valor del objetivo que se persigue y lo que se conseguirá si se llega a buena meta.

Atrás para reencaminar a los perdidos, a confortar a los que se desaniman.

Todo esto que te digo, solo tiene sentido cuando el líder está convencido de que trabaja con personas, con toda la complejidad que tiene una persona. Cuando sabe, porque no es tonto que” lo importante no es llegar solo, sino con todos y a tiempo”. Cuando realmente descubre que: “sin personas no hay liderazgo.

A algunos lectores, seguramente les sonará un tanto hueco lo que estoy diciendo. Normalmente son gente que ven al personal que labora con ellos como “módulos funcionales intercambiables” y no como lo que son: personas que requieren actuar libremente para conseguir los objetivos; que tienen inteligencia y voluntad; que poseen sentimientos y ganas de sentirse útiles cuando la meta se presenta de una manera objetiva.

¿Eres de los que van siempre adelante, jalando? ¿Eres de los que van siempre atrás, empujando? ¿Eres de los que van solamente en medio, sin rumbo? Vale la pena intercambiar posiciones.

Casi para terminar te recuerdo: No hay liderazgo sin apasionamiento por las personas, por su libertad y por el objetivo en común. Pretender otra cosa ¡es muy cansado y poco eficaz!

Por cierto, estas reflexiones se basan en un escrito del… ¡Papa Francisco!

José Luis Castañeda Lerma

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