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Líderes en formación de líderes desde 1992

Fue una sesión de coaching intensa. Quizá en esta ocasión quién más interesado estuvo fui yo.

Ya habíamos hablado de su trabajo y de cómo éste se relacionaba con su familia. Podemos decir que las cosas estaban marchando, cuando en un silencio que se hizo, me dijo con voz apenas audible.

- La verdad es que si pudiera decirte, realmente, como va mi vida la resumiría en una sola frase: la estoy “nadando de muertito”.

La frase anterior, se refiere al hecho de estar en una alberca y soltarse, ningún esfuerzo, solo soltarse y comienza el cuerpo a flotar. Lo interesante de todo es que el asemejaba la manera de vivir su vida,  a hacerlo “de muertito”.

Intrigado le pedí que continuara con el símil y que me ayudara a entender lo que me quería decir.

- Pues consiste en no arriesgar prácticamente en nada. Vivir la vida de manera reactiva, esto es, reaccionar ante lo que se te va presentando.

- En mi trabajo, es no llamar la atención, mantener un perfil bajo. De alguna manera defender lo que he conseguido, no dando ideas riesgosas, ni meterme en decisiones en las que pueda arriesgar mi puesto.

Contestar si te preguntan, pero no tomar iniciativa para proponer. Y no te creas, soy bien visto por mi jefe, creo que se siente cómodo conmigo.

Claro está que en temporadas de crisis en la empresa, me da un poco de miedo que me puedan “recortar”, pero entonces lo que hago es hacerme notar lo menos posible, y ahora me ha funcionado.

En mi casa “nadar de muertito” consiste prácticamente en dejarle las riendas de la educación de mis hijos a mi mujer e intervenir lo menos posible. Es cómodo, muy cómodo. Venir a este tipo de sesiones realmente me hace pensar, y se que debería enfocar la vida de otra forma.

De hecho me incomodan los comentarios y eso que llamas “Amplitud de miras” y que se que me falta, pero ¿vieras que a gusto me la paso?

Todo lo anterior sucedió apenas cuatro meses, ahora me entero que llego un nuevo director que termino por correr a esta personas por negligente y poco comprometido.

No terminó todo ahí. Una noche regresó a su casa y no encontró a su familia. La buscó con sus conocidos y por fin una amiga le comentó que se habían ido a USA, y que al cuestionarle por qué se iba, le dijo textualmente: “Si algun día te pregunta mi marido por nosotros, dile que me cansé de “nadar de muertito”. No es justo que mis hijos crezcan en esa mediocridad”.

En ocasiones vale la pena tomar un descanso y “nadar de muertito” un poco, pero solo para tomar fuerza y seguir esforzándose, puede suceder que la corriente haga estragos.

La vida esta hecha para vivirla, con todo nuestro potencial. Cuando la palabra esfuerzo se borra de nuestro léxico hay que recordar que no se obtendrán grandes logros.

A veces da la impresión que hay muchos muertitos nadando en el río. ¿No seremos uno de ellos?

En una ocasión tome la siguiente nota, de verdad que no recuerdo de donde, pero me fue muy útil: “En tanto avanzarás, en cuánto te hagas violencia a ti mismo” lo hacemos o la vida terminará por revolcarnos aunque tengamos muy dominado el “nadar de muertito”.

 

José Luis Castañeda Lerma

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