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Líderes en formación de líderes desde 1992

Lo hemos oído cantidad de veces: mientras no lo escribas es solo una idea. ¿Cuántas ideas tenemos que no plasmamos en blanco y negro?.

La función de planear está íntimamente relacionada con los objetivos, ¿será acaso que no tenemos definidos claramente las cosas que queremos? Posiblemente sí que tenemos en “mente” lo  que queremos, pero no lo tenemos definido como objetivo.

Debemos recordar que para que un objetivo quede bien definido se requiere, que este sea alcanzable y medible. Si lo que tengo como idea de objetivo no es alcanzable cae en la definición de “sueño” del cual en cualquier momento se despierta y queda nada. Si el objetivo no es medible, entonces es muy fácil desviarse y olvidarlo.

Los planes escritos nos dan oportunidad de ir midiendo lo planeado e inclusive poder determinar si nuestros objetivos son alcanzables o no.

Debemos reconocer que el pensar y detenerse a pesar las cosas es algo que en el fondo nos da pereza y que algunos lo consideran como tiempo muerto. Lo que sucede es que no estamos acostumbrados a hacerlo, por eso en el título se dice que lo importante es el primer esfuerzo.

En los cursos de administración del tiempo se insiste con fuerza que se debe tener respondida las siguientes preguntas: ¿Por cuánto vale mi día de hoy? ¿Mi semana? ¿Mi año? responder estas tres preguntas le dan sentido a cualquier tipo de plan.

¿Te preguntaste al llegar a tu trabajo el día de hoy por cuánto vale tu día? no me refiero al aspecto monetario, el que seguramente podrás calcularlo fácilmente, sino a las actividades que debes realizar el día de hoy, de tal manera que al terminar el día puedas decir ¡he cumplido!

Vamos a suponer que comenzaste con una respuesta afirmativa al ¿por cuánto vale mi día? ¿has escrito las actividades que debes realizar para lograrlo?  si no lo has hecho, es muy probable que te engañes al final del día y no solo debe preocuparte el engaño, sino que no podrás medir tu eficacia y tu índice de cosas que se acumulan para el día siguiente.

Escribir las actividades que debes de realizar en la búsqueda de cualquier objetivo, te permite resaltar las desviaciones y al hacerlo verás que encuentras algunos puntos de carácter que te impiden el realizarlo. Encontrarás también tus actividades vitales y las triviales y sabrás manejar mejor tu día. Al final revisarás tu  planeación y te darás cuenta de que tan cerca o lejos estás de tus objetivos  a mediano y largo plazo.

Escribir tus planes te lleva también, poco a poco, a descubrir si estás haciendo lo correcto, entendiendo por “lo correcto” todo aquello que te acerca a tus objetivos. Te da ánimo para el mediano  y largo plazo e inclusive te ayuda a descubrir tus miedos.

Decía un personaje que “la mejor secretaria se llama agenda” y ésta es un medio para saber lo que se avecina y encontrar como encuadrarlo. Recuerda que el manejo de la agenda es solamente un medio y no un fin. El único fin es lograr todos tus objetivos.

Los aviones comerciales, están todos computarizados, pero sigue existiendo el plan de vuelo que se hace antes de partir y en el que se marca en primer lugar a dónde se quiere llegar, y se va repasando hasta que se arriba al puerto-objetivo.

Recomendaciones

  • En tus planes habrá cosas delegables: delégalas
  • No hagas una obra de arte de tu planeación
  • Al final del día revisa y retroaliméntate preguntándote por que no salió todo
  • Pon un poco de aire en tus actividades, date un descanso
  • Aprende a decir que no
  • Se debe estar preparado para ser flexibles y cambiar actividades
  • Recuerda que tu jefe puede cambiar tus prioridades laborales
  • Haz tu planeación diaria  y su revisión a hora fija, pero no la dejes

                                                           José Luís Castañeda Lerma

 

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