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Líderes en formación de líderes desde 1992

Esta vez Arturo estaba un poco más serio que de costumbre y me extrañó. Me atreví a preguntar por el origen de su disgusto y me llamó la atención su respuesta: Me molesta cuando mis gerentes abusan del poder. Le aseguré que eso era algo común y que no tenía por que molestarse tanto, la respuesta fue determinante.

La molestia surge porque en lo personal no he logrado hacer que entiendan algunos de ellos que el abuso del poder no es otra cosa que falta de autoridad.

Debo confesar que en alguna ocasión había leído algo sobre la diferencia entre autoridad y poder, pero regularmente confundía ambas y los términos los usaba indistintamente, traté de no mostrarme tan sorprendido y deje que hablara:

El poder es lo que te da la empresa para que realices tu trabajo, los gerentes lo tienen, por ejemplo, para hacer horarios y planes y que estos se lleven a cabo. Lo tienen para castigar a alguna persona cuando se violan las reglas, lo tienen para tomar decisiones. Es esa facultad que te brinda el sistema para que lleves a cabo tu cometido dentro de ciertos lineamientos. Cuando se abusa del poder para que las cosas se hagan, quiere decir que les esta faltando esa cualidad que permite que las cosas se realicen, les falta ser autores con su equipo, les falta autoridad.

La autoridad es el reconocimiento que te brinda tu equipo por tu prestigio profesional y por tu calidad humana. Estas cosas no te las puede dar la empresa son el resultado de lo que has forjado como personalidad a lo largo de la vida.

Puedes tener a una persona que haya sido nombrada gerente o jefe o como le quieras llamar, por el hecho del nombramiento, adquieren poder dentro de la empresa. Pero el nombramiento jamás te brinda el reconocimiento de tu equipo, ese hay que írselo ganando día con día.

Mi pregunta en tono un tanto ingenuo fue ¿cómo se va originando la autoridad? Y la respuesta fue inmediata con credibilidad y repitió por lo bajo, con credibilidad.

Y ese es el verdadero problema: la forja de la credibilidad, porque requiere necesariamente de un integridad a prueba de fuego. De la integridad ya hemos hablado, pero te repito que es ese hacer armonía entre lo que se dice y se hace, es el ser de una sola pieza, es el cumplir lo que se promete...poco a poco se va generando una confianza que hace que un grupo se cohesione y que se le vaya brindando el reconocimiento del que veníamos hablando hace un rato.

Se pude delegar el poder pero la autoridad nunca, te puedes ir de vacaciones y decirle a tu grupo que x o y persona se quedan a cargo de tu área y el grupo entiende de inmediato que estás cediendo los bártulos del poder. Pero el reconocimiento a la persona que dejes no se puede dar por que lo ordenes, ese se forja.

El prestigio profesional es algo que el grupo reconoce de inmediato, no es lo mismo trabajar con un jefe que domina el conocimiento que se requiere en un área a otro que no sabe. No es lo mismo trabajar con una persona que está actualizada que con una que sus conocimientos son obsoletos. Sin embargo el prestigio no lo es todo como de alguna manera vislumbrábamos anteriormente.

La calidad humana de la persona se convierte en algo sustancial. Y se comienza con el aspecto de la credibilidad. No es fácil ser creíbles y menos en esta época en la que se necesita tanto personas a las que se les pueda creer.

El servicio, en el que no me canso de repetir que es esa cualidad por la que estoy al pendiente de mis colaboradores para que tengan lo necesario para ir completando su tarea y su persona, es otra de las cualidades que generan autoridad. Te cuestionarás ahora que es la autoridad: es eso que hace que obedecerte sea irresistible y eso es que te tengan confianza.

Seguramente estarás pensando que hay pocas personas que tengan ese tipo de autoridad y tienes razón, y al unísono dijimos: por eso es tan difícil encontrar líderes en la actualidad.

José Luís Castañeda Lerma

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