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Líderes en formación de líderes desde 1992

Paseando por la noche y admirando el arte que se asoma por todos sitios cuando se visita Florencia, le sorprendió a mi hija encontrar una de las pocas paredes con graffiti que pudimos ver en esa ciudad, con letra inclinada, como se puede advertir en la foto adjunta, dice: “apri gli occhi, la tua vita ti opprime, la vita degli altri ti opprime, ribelati! (Abre los ojos, tu vida te oprime, la vida de los demás te oprime, rebélate). Al traducirle a mi hija, comenté en primera instancia: anarquía. Inmediatamente rectifiqué y me di cuenta de la verdad que encierran estas palabras.

Ha pasado un año y seguramente hubo momentos en que nos sentimos oprimidos, en primer lugar por nuestros propios hábitos y costumbres. Cosas y acciones que hemos hecho por que a fuerza de repetirlos se han convertido en hábitos, algunas de ellas ni siquiera las advertimos porque están bastante arraigadas.

Si se hace un poco de examen quizá se encuentre egoísmo, falta de serenidad, falta de prudencia, falta de orden, de sinceridad y una gran ausencia de virtudes que cuando no se vive con ellas la vida oprime.

Por otro lado se vive en ocasiones haciendo y pensando como hacen y piensan las mayorías. Como pocos se exigen, tampoco nosotros lo hacemos. Como todos corremos ante lo que nos presenta el entorno consumista, vivimos agobiados por lo que no tenemos y que quizá ni necesitamos. Como se presenta el progreso como el tener y no se tiene todo, nos sentimos tristes.

En ese mismo viaje, en el Gesú en Roma, admirando la grandiosidad de la Iglesia Madre de los Jesuitas, se encuentra con una buena cantidad de tumbas dentro de la misma. Obispos, bienhechores, cardenales, santos y se cierne sobre uno el sentimiento de que todo esto pasa. Que la grandeza o pequeñez de cada uno termina en una tumba fría o en kilo y medio de cenizas metidas en un nicho. Queda como pensamiento que solo trascienden las buenas obras.

Ante un mundo en el que uno se vuelve fácilmente parte de las masas, recuerdo lo que afirmaba una persona que trascendió y que murió el primero de enero: “En esta vida hay dos opciones, que los demás tiren de ti o que tu tires de los demás” para tirar de los demás hay que rebelarse, hacer conciencia de los hábitos y costumbres que nos amontonan en el anonimato y con determinación irlos deshaciendo o bien seguir a las masas para que ellas nos determinen. Todo es cuestión de rebeldía.

Algo de filosofía se encontraba en esa barda graffiteada. ¿O no?

No es lo que dices, es cómo lo dices

No cabe duda que una forma de manifestación de nuestros estados de ánimo quedan expresados por el tono de voz. El tono de voz determina cierta atmósfera a nuestro alrededor. Un jefe que llega gritando genera tensión en su entorno y vicia el medio ambiente laboral.

Hay formas de hablar que calman y otras que pueden despertar cierta agresividad o rebeldía cuando se usan. El tono de voz descubre nuestro estado de ánimo y deberíamos de prever las reacciones que puede originar en los interlocutores.

“Considero que en la convicción de respetar a los demás radica el fundamento de ser siempre considerados con nuestro interlocutor. Nadie es para avasallara otro, para manifestarse prepotente o exigir derechos que no tiene. (…) Esperan de todos un trato preferente y cuando no sucede de ese modo lo hacen notar con palabras desabridas, generalmente elevando la voz” –Miguel Ángel Martí, La serenidad-.

Cuando se eleva la voz se cae en una falta de educación, falta de respeto e incitar la agresividad de los demás.

Debe haber tres momentos de oportunidad al comunicarnos con los demás: Tono de voz, las palabras que se usan y el momento que se escoge para hacerlo. Una persona que toma en cuenta estos tres puntos demuestra una clara presencia de prudencia.

Es usual quejarse de no ser atendidos, quizá de no ser comprendidos o posiblemente de no ser escuchados, pero pocas veces nos ponemos a pensar la manera en las condiciones en que se hizo aquello que quisimos expresar.

Hay muchas formas de reaccionar a un mismo mensaje, tiene mucho que ver la prudencia, la delicadeza, la oportunidad y por supuesto la tranquilidad con que se dice.

Un viejo refrán nos dice que “se atrapan más moscas con un plato de miel que con litros de hiel”. José Luis Castañeda Lerma

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