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Manuel toco a la puerta de dirección, pidió permiso para entrar y le comentó a Norberto el director:

-        ¿Podría platicar un rato contigo abiertamente?

-        Por supuesto, comentó Norberto, dejando de lado lo que estaba haciendo

-        Mira, desde que entró Humberto, el nuevo subgerente, me he sentido desplazado. Has tomado decisiones que antes tomabas conmigo y ya no lo haces. ¿Tienes acaso alguna estrategia para que me sienta mal y que me vaya? Tuve que retomar mis sesiones con el Psicólogo, porque me siento muy tenso…

Norberto, se lo tomó con mucha calma y una vez que le aclaró que Manuel era importante para él y la empresa; que las decisiones las tomaba con quien correspondía y que no tenía ninguna estrategia para desplazarlo, le comentó: “te falta Resiliencia”. Y se tomó quince minutos en explicarle.

                                                                          -o-

Nos encontramos con un término que en ocasiones no alcanzamos a entender. De hecho, es una palabra que adopta el español hasta hace poco. Sin embargo lo que abarca este término es un concepto interesante e importante.

La forma más sencilla de definirlo es: «Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas». Por ser capacidad, implica que no se nace con ella sino que se tiene que desarrollar como cualquier otra virtud.

Como se puede ver tiene como base central la flexibilidad ante situaciones límite o estresantes y como segunda parte el saber sobreponerse a las mismas.

La resiliencia  adquiere una importancia fundamental en nuestros días, en los que el estrés parece ser un compañero de viaje inseparable. Las contrariedades –con toda la carga subjetiva que tienen- se encuentran en todo lugar y a cada momento.

Se dice que quien tiene la virtud de la resiliencia, la fundamentan  tres partes muy importantes: son personas objetivas, esto es, aceptan la realidad tal como es. La vida tiene un significado para ellos y poseen una fortaleza interior que los lleva a mejorar.

Como se puede ver un principio fundamental, para adquirir esta virtud, es la objetividad  “las cosas son como son, no como me gustaría que fueran” Esta objetividad permite que los problemas tomen la dimensión que realmente tienen, ni agrandarlos ni empequeñecerlos. De hecho el estrés en ocasiones se basa en esta falta de objetividad, en la que algunas pequeñeces, subjetivamente, toman dimensiones desproporcionadas.

El significado de la vida, segunda parte de las personas que poseen esta virtud, le da sentido de trascendencia a su existir, esto es, que ante la finalidad trascendente de la vida, casi cualquier cosa toma su verdadera dimensión. Esto brinda calma y sosiego en las personas.

La fortaleza interior ayuda, una vez que se detecta algo que saca de la comodidad, a resistir y a acometer lo que se necesite hacer para resolverlo.

¿Qué hacer para crecer en esta virtud?

  • Buscar ver la realidad como es, esto es ganar en objetividad
  • Darle la dimensión exacta a los problemas que surjan
  • Hablar de los problemas con quien pueda ayudar
  • Hablar de lo que se siente ante determinada situación, tomando en cuenta que los sentimientos o emociones suelen ser subjetivos
  • Confiar más en uno mismo y ver el futuro de manera esperanzadora
  • Tratar de ser realista que termina por conducir a la flexibilidad
  • Saber distinguir en qué problemas se debe intervenir y en cuales no
  • Vivir el hoy y ahora, como dice el refrán, “no te comas el pastel antes de que te llegue a la mesa”

 

José Luis Castañeda Lerma