Vale la pena aclarar desde el comienzo que no nos referimos a un nuevo despertar de las artes y de la ciencia.

El Renacimiento al que nos referimos es a la actitud personal de hacer las cosas porque nos “nacen”. Buscando una aparente autenticidad.

Hay multitud de personas que dan como excusa el hacer las cosas cuando nos nacen, ocultando detrás una pereza impresionante. Trabajan bien cuando les nace, asisten a su iglesia cuando les nace, cuidan a sus hijos cuando les nace, aman cuando les nace etc. etc. ¿Algún dia les nacerá el triunfar?.

El éxito, definido como el conseguir lo que nos proponemos, es contrario a este renacer, requiere de hacer las cosas porque se tienen que hacer, nos nazca o no nos nazca. Nada más lejos que el hacer las cosas que nos nacen.

Hay ocasiones que asistimos a trabajar a pesar de los pesares. De no ser así cuando nos naciera

el comer, no tendríamos con que hacerlo.

Este renacer, del que hablamos sustituye lo mejor por lo más fácil. Creando una dependencia del

«como me siento», para hacer las cosas.

Comienza un nuevo año, que algunos lo toman como el inicio para realizar propósitos, que posiblemente duren poco tiempo precisamente porque habrá momentos que para realizar esos deseos tendremos que actuar porque se debe de actuar aunque no nos nazca y es ahí hasta donde se llega.

Crecer como personas adquiriendo hábitos que nos acercan necesariamente a ser más felices requiere de mucha fortaleza, de saber resistir y acometer para poder llegar a realizar nuestras aspiraciones nobles. Requiere de dejar esa susceptibilidad que nos hace enclenques y vulnerables. Requiere de completar la tarea de nuestra realización, sistemáticamente, dia con dia,

minuto a minuto, «aunque me duela, aunque me canse, aunque no pueda». Requiere hacer depender la vida de lo que nos conviene realizar, que es aquí donde se encuentra la verdadera autenticidad.

Es auténtico aquello que es lo que debe ser. El oro cuando es oro, es auténtico. El ser humano cuando es ser humano con todas las cualidades que debe tener es auténtico, no cuando se escuda en pretextos que le hacen vivir la vida menos humanamente. El hombre es hombre mientras realiza la tarea de desarrollarse como tal.

¡Ojalá y en nuestros propósitos aparezcan esos cambios de actitudes tan necesarios para lograr la verdadera autenticidad!… aunque haya días en que no nos nazca.

La felicidad la construimos, a base de ser y hacer lo que debemos ser y hacer. El «me nace» queda en segundo término.

José Luis Castaéda lerma