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Líderes en formación de líderes desde 1992

Me comentaba un buen amigo, que, cuando iba a casarse se dirigieron a nos grandes almacenes para comprar los muebles de su futura casa. Con gran ilusión, revisaban los enseres y su presupuesto. Poco a poco se iban poniendo de acuerdo y cuando llegaron a un consenso en lo que comprarían, solicitaron la asistencia de un vendedor para hacer el pedido.

El vendedor, una persona mayor, se sentó con ellos y comenzó a hacer el presupuesto de lo que habían elegido. Los vio tan enamorados y entusiastas que mientras la transacción iba tomando forma, sonreía y en un momento se quedó callado y les preguntó: “me permiten darles un consejo”.

Ellos se miraron uno al otro y sonriendo se lo permitieron.

- Nunca discutan o hablen mal de la familia política, esto invariablemente traerá discusiones entre ustedes. Su futuro marido podrá decir “es que mi mamá es una olvidadiza” y seguramente lo piensa así. Pero usted, dirigiéndose a ella, nunca diga “es que a tu mamá se le olvida todo”, aunque él ya lo sepa, el hecho que usted lo diga creará algo de rencor y posible resentimiento.

- Mantengan el referirse a los errores de la familia del otro ajeno y lejano de ustedes. Es un consejo que me dieron a mi y que ha funcionado a lo largo de mi vida matrimonial y cuando lo olvidamos, surgen tormentas.

¡Es que tu mamá es…!, ¡Hay que decirle a tu papá que no se meta en…! ¡Es que no hay quien aguante a tu hermanita, por eso se quedó soltera!

Y así, podríamos continuar escribiendo frases y descalificativos que suelen darse en la relación de pareja.

¡Me casé contigo, no con tu familia! Es una afirmación que suele aparecer, tarde o temprano y normalmente en un momento de ofuscación. Objetivamente es una frase que encierra una gran verdad, pero, por el amor que se tiene al cónyuge, se debe comprender que la familia política es parte fundamental en su formación y en su cariño.

Los padres considerarán a sus hijos, como sus pequeños, tengan la edad que tengan. Verán la vida de sus hijos casados desde otra perspectiva, y seguramente analizarán situaciones en las que les gustaría intervenir y seguramente lo harán. Nunca será con malicia, normalmente lo hacen por cariño y por costumbre.

La intromisión de la familia política es algo natural, porque en el fondo siguen queriendo lo mejor para cada uno de sus hijos, solteros o casados. La mayoría de las ocasiones lo harán desde un plano subjetivo, porque lo que sucede en el ámbito de cada pareja, solamente ellos lo conocen.

Sin embargo, la familia política, debería ser “ciega, muda y sorda”, pero no indiferente. Cuando, desde su punto de vista, ven que en el matrimonio de sus hijos algo no marcha, pueden hacerlo notar al respectivo hijo o hija, pero solamente a ellos, a solas y dejar que ellos resuelvan, sin convertirse en fiscalizadores de si su consejo lo están llevando a la práctica o no.

Como suegro o suegra, seguramente tu yerno o nuera no es lo que se merecía tu hijo. Recuerda que lo educaste para la libertad y haciendo uso de la formación que le diste, eligió lo que pensó que le haría feliz. Ayúdale a serlo.

La familia política es una parte importante del cónyuge. Y como decía un amigo del autor: “a la pareja se le quiere con todo y sus defectos, incluyendo su familia”.

A la familia del cónyuge, se le debe respetar, tratar de conocerlos y estar abiertos a que surja el cariño. Sí, aprender a quererlos porque son parte importante de lo que más amas. Se debe aprender a ser maduros y cuando intervengan -que lo harán- pesar sus intervenciones y aceptar aquello que objetivamente haya que aceptar.

Recuerda que en un momento te convertirás en “suegro o suegra” y que seguramente no te gustaría que te marginaran.

 

 

José Luis Castañeda Lerma