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Líderes en formación de líderes desde 1992

Se sirvió su bebida, se sentó frente a su computadora y se quedó pensando.

El silencio de la familia dormida, ayudaba a reflexionar.

“Anteriormente era más sencillo tomar la agenda, un lápiz y ponerse a escribir” pensaba. Escribió un título en la página en blanco que le ofrecía su computadora: Propósitos y se quedó viendo lo escrito mientras reflexionaba.

No le venía nada a la mente, decidió revisar sus propósitos del año anterior. Después de un rato en un desorden de archivos sin clasificar, encontró el documento que buscaba.

  1. 1.Terminar el libro que comencé en enero y leer por lo menos un libro al mes. ¡Caray! –se dijo en voz alta- Buen propósito, lástima que no tuve tiempo para hacerlo ¡tanto trabajo!
  2. 2.No buscar refugio en el trabajo y esforzarme por salir a tiempo. ¿Y para qué? Me aburre las pláticas insípidas de mi mujer, que si los hijos esto, que si los hijos lo otro. El ruido que hacen los chicos… ¿Por qué me habré propuesto esto? Se dijo.
  3. 3.Reforzar la fidelidad en el matrimonio. Al llegar a este punto se le vinieron muchas imágenes a la cabeza y terminó diciendo en voz muy baja. Infiel no he sido, pero como me mueve el corazón el trato con…-no se atrevió a pronunciar su nombre- ¡no pasa nada!
  4. 4.No dejar las cosas del trabajo para el último momento. ¡Bueno, bueno! Si ya sé que trabajo muy bien bajo presión, ya es un hábito…claro que en ocasiones podrían salir mejor si no me dejara vencer por la pereza.
  5. 5.Hacer lo que debo y estar en lo que hago. ¿Y este propósito de dónde salió? Se preguntó extrañado. Este sí que es difícil, con tantos distractores: el internet, el Facebook etc.
  6. 6.Vivir mis compromisos religiosos.

Se le vino a la memoria la anécdota siguiente: “pasaba un fraile, vestido con su hábito y descalzo frente a un bar de pueblo. Dos borrachitos salían del local y le gritaron: padrecito y si cuando se muere no hay nada. El fraile volteó y les contestó y si sí hay. Y siguió caminando”

Se acordó de cómo le había llegado esa anécdota, pero para cumplir este propósito, tendría que romper hábitos dominicales que estaba muy arraigados: levantarse a tiempo, salir de la comodidad, dejar de ver sus programas de televisión que tanto le gustaban, salir a comer…

Siguió leyendo y justificando por qué  no había llevado a cabo  sus propósitos del año anterior y por fin llegó al último

  1. 10.No justificarme cuando me equivoco. Bueno, en esto sí que he mejorado. ¡Qué buenos propósitos tomé!

Se regresó a la página inicial que aún permanecía en blanco y se dijo: ¡Qué flojera! La vida hay que vivirla como viene, eso de los propósitos es bueno para los que quieren salir de la mediocridad, afortunadamente no soy de esos.

Cerró el documento en blanco y lo salvó con el nombre de “Propósitos 2013”. Ya los escribiré en otro momento. Tomó el control remoto, encendió la televisión y le dio un sorbo a su bebida.

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